El dominicano parado, con los puños cerrados y mirada desafiante ante el soldado estadounidense es una de las imágenes más emblemáticas de la resistencia de la población frente a la ocupación estadounidense de 1965.

Sin reparar en el número ni los sofisticados armamentos el pueblo que se había levantado el día 24 en reclamo de la constitucionalidad enfrentó la abusiva intervención, que tronchó la vuelta al poder del profesor Juan Bosch, quien había sido derrocado a través de un golpe de Estado en 1963.

Los estadounidenses, bajo el pretexto de que el movimiento constitucionalista estaba infiltrado por comunistas, causaron a República Dominicana una herida tan dolorosa de la que todavía no se repone.

Después de la incalificable intervención de 1965, cada 28 de abril es un día de luto para un pueblo que solo quería vivir en paz.