SAN JUAN DE LA MAGUANA. Más de dos mil bancas de lotería, 698 de ellas operando de manera ilegal, así como 139 verifones para la venta a domicilio, están convirtiendo esta ciudad en una especie de meca sureña del azar.
Para los propietarios del lucrativo negocio, la Ley 139-11 que regula ese tipo de juego de azar, es un simple pedazo de papel, con el que cumplen en la medida de su conveniencia.
Dicen en el pueblo que el poder es tal que recientemente se atrevieron a emprenderla a balazos contra inspectores del Ministerio de Hacienda, que intentaron cerrar algunas bancas ilegales.
Prácticamente en el 90% de los colmados, farmacias, supermercados, colmadones, hay una banca de lotería, al igual que en las proximidades de las agencias de ventas de vehículos, ferreterías, en el entorno de los centros médicos.
Los propietarios de esos lucrativos negocios para presionar a las autoridades y protegerse formaron la Asociación de Dueños de Bancas de Loterías de San Juan (Asodubansan).
Los datos de este trabajo fueron extraídos de un documento de esa asociación, copia del cual posee El Nacional.
Lo que se vive en esta provincia es una virtual guerra entre banqueros, a tal punto que en algunos lugares, en especial en la zona rural y en las carreteras que intercomunican esta ciudad con el resto de pueblos de la zona, en un asentamiento con solo 10 humildes casitas, hay dos bancas de lotería.
Aunque hay acuerdos en lo relativo al pago de los números agraciados, con frecuencia se reciben y escuchan denuncias y quejas de algunos una especie de dumping, pagando precios por encima del valor que corresponde, con lo que sospechan que podría tratarse de lavado de activo.
No han valido, y parece no valdrán para nada, las reiteradas denuncias del obispo monseñor José Dolores Grullón Estrella, reclamándoles a las autoridades regular esos negocios para evitar que infelices pierdan cada día sus magros ingresos.
En esta ciudad, los “banqueros” están como chivos sin ley, son vacas sagradas de las autoridades y establecen sus propias leyes.
Es como si los Gobiernos que hemos tenido sucumbieron ante el poder de esta gente, cuyo negocios empobrece más a los pobres.
