La fiebre chikungunya es como una gripe cualquiera que no mata, tampoco se transmite de persona a persona y solamente se contagia si el mismo mosquito que transmite el dengue se contamina del virus, posteriormente pica a una persona y se lo inocula.

Para el epidemiólogo José Díaz, se trata de una enfermedad simple, cien veces menos peligrosa que el dengue, además de que no repite, pero la gente debe crear conciencia y acogerse a los protocolos diseñados por Salud Pública para su tratamiento.

Hay que reconocer el esfuerzo de las autoridades de Salud en la lucha por detener el avance de la chikungunya, pero sus esfuerzos no surtirán los efectos esperados con la premura que demanda el momento si no hay colaboración plena de la población en el combate del mal.

Esto es, que la población debe crear conciencia sobre las consecuencias de la enfermedad, que aunque se afirma no es letal, puede complicarse si el paciente tiene una condición de salud vulnerable.

Por ello, se debe cumplir el pie de la letra las recomendaciones de prevención del mal y sobre el manejo cuando ha sido contraído, que ha venido reiterando Salud Pública y la Oficina Panamericana de la Salud (OPS).

El combate de la chikungunya debería ser tarea de todos, involucrar a toda la sociedad, porque la enfermedad no tiene frontera y no respeta clases sociales para penetrar. Ni médicos y enfermeras han estado exentos de contraer este mal.

La cruzada de Salud Pública para prevenir y enfrentar la Chikungunya, con respaldo de los ministerios de Educación, de Defensa, de la Juventud, los ayuntamientos, las gobernaciones provinciales, cuerpos de bomberos civiles, clubes culturales, Defensa Civil y la Cruz Roja, amerita la integración de otras entidades del sector privado para poner un stock rápido a esta epidemia y evitar que alcance la categoría de pandemia en el país, con graves consecuencias para todos.

Entonces, es hora de aunar esfuerzos y voluntades con las autoridades de Salud, que están asumiendo su responsabilidad de enfrentar la chikungunya todo lo que tienen a su alcance y cumpliendo un estricto protocolo de atención contra el virus, normativa elaborada por el organismo oficial con la asesoría de la OPS y que pone al país en la vanguardia en la región en ese aspecto.