Opinión

PUNTOS… Y PICAS

PUNTOS… Y PICAS

POR: Carlos Manuel Estrella

puntosyenfoques@hotmail.com

 

 

En medio de debilidades institucionales reiteradas que indican pobreza incrementada, la sociedad dominicana advierte visos de avances jurídicos que marcan precedentes positivos, no obstante el virtual control político absolutista por llamadas altas cortes. Ejemplos al canto robustecen esta situación de apariencia contradictoria porque “una sola golondrina no hace verano”, más en sociedades acostumbradas a preeminencia aplastante de poderosos que actúan en efectiva sinergia empresarial de política y negocios.

El avance institucional, en medio de pobreza sistémica diseñada para aplicar ley al más débil y favorable al poderoso, se expresa en recientes decisiones jurisprudenciales aparentemente no sincronizadas pero concurrentes en el fortalecimiento del rol ciudadano en democracia real.
Condena a prisión de dirigente del partido gobernante por incumplir obligación económica producto de préstamo, además de procesamiento judicial de alcaldes por acusaciones castigadas con penas aflictivas e infamantes, incluida separación cautelar del cargo, son buena muestra inicial.

También la sentencia contra consorcio privado como responsable de daños y perjuicios en su estacionamiento y la condena indemnizatoria al Estado por apresamiento ilegal de extranjero en litis inmobiliaria, decisión garantista que debería ser igual para todo ciudadano. Hay ejemplos adicionales en decisiones jurisdiccionales favorables a grupos cívicos y organizaciones no gubernamentales que defienden el patrimonio colectivo, como casos de Los Haitises, Bahía de las Águilas y Loma Miranda.

En otro lado de moneda están acciones regresivas que debilitan institucionalidad, como rechazo de querellas contra ex funcionarios por Ministerio Público, sin investigación justificativa, así como eliminar poder ciudadano a procesar corruptos, establecido en Código Procesal Penal.  Ni hablar, como mancha, de reiteradas decisiones del Tribunal Constitucional negatorias de derechos fundamentales a dominicanos de ascendencia haitiana, que es harina de otro costal, ni pretensiones reformistas que esquilman conquistas laborales de trabajadores. Los puntos luminosos dentro de pobreza institucional merecen destacarse como luz al final del túnel.

El Nacional

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