Iguala, valor y dignidad

Acerca del secuestro y desaparición de 43 estudiantes en México, un amigo me remitió estas reflexiones:

Desde mi cubículo con computador que compite con los más modernos, acariciando el último celular, mientras busco en la red para pedir actualización, el uso confundido de una tecla llama mi atención.

Una palabra con sabor a capitalismo me atrae, por la mayúscula: Iguala.

Desde que estoy en este lugar soy indiferente a toda lucha colectiva. Si leo algo de resistencia, es para criticar a quienes hacen lo que yo, hice de joven: criticar el capitalismo.

El capitalismo es muy bueno. Gracias al capitalismo ando en yipeta, conquisto mujeres, no sufro calor en mi apartamento, ignoro apagones y me sorprendo cuando escucho hablar de escasez de agua.

Sin embargo, desde hace poco algo me perturba, agita mi intranquilidad y despierta mi rabia. Y me traslada a épocas pasadas: Iguala.

Iguala es un espacio físico que tiene lo que yo perdí. Conserva el valor y enarbola la dignidad para enfrentar a todos en contra de la vida. Un pueblo resistiendo con ideas y solidaridad, con el pensamiento de Marx y la antorcha del Che.

Hasta esta tarde resistí la tentación del desahogo, cuando comencé a disfrutar el capitalismo me convertí en cobarde, tengo miedo que estas reflexiones descubran mi interior frustrado, ambivalencia agobiante e ímpetus de volver al pasado. Pero algo se impone al miedo y me obliga a gritar.

Antes, la hoguera alimentaba el calor humano, iluminaba. Aún degustando sacras virtudes del capitalismo, la hoguera siguió siendo eso.

Hasta que leí el titular: “Los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala fueron asesinados”. Con sus cuerpos, otros sicarios, que no son policías, levantaron una hoguera y quisieron extinguir ideas redentoras.

El pueblo y sus estudiantes siguen erguidos, enarbolando la dignidad y desafiando dinero y armas, como cuando yo combatía el capitalismo.”