Opinión

PUNTOS… Y PICAS

PUNTOS… Y PICAS

Carlos Manuel Estrella

Duarte imperecedero

 

Han pasado 202 años del nacimiento de Juan Pablo Duarte y su pensamiento se consolida como legado imperecedero con obra material, el Estado dominicano, culminación del proyecto político que le merece justo y auténtico título de padre de la nacionalidad.

El ideario de Duarte, recogido fragmentariamente por su hermana Rosa, es sólido y coherente en principios y valores, reflejo de pensamiento avanzado, liberal e intelectual, cónsono con ideas progresistas de las revoluciones norteamericana y francesa.

A la distancia de dos centurias, con cambios demográficos, económicos y políticos, salvando diferencias lógicas, la esencia del pensamiento duartiano está incólume, su concepción del Estado y participación ciudadana en democracia parecen trasladadas a hoy.

Ese ideario debe ser abrevadero cotidiano para “los buenos y verdaderos dominicanos” en la construcción de realidades sociales más justas como presupuesto de felicidad y primer deber del hombre al que el patricio también recomienda aprovechar el tiempo.

El modelo de actuación que propicia el Padre de la Patria es de auténtico servidor público, entregado al bien común, defensa del interés nacional, preeminencia de legalidad y sentido de justicia en su significado de dar a cada quien lo que le corresponda.

La relación del ciudadano con sus gobernantes tiene como primer eslabón la administración local y son los municipios en la concepción duartiana el poder fundamental del Estado, colocado como preponderante en su proyectada constitución política.

Con población de 120 mil almas para Santo Domingo en 1844 y más de 10 millones este 2015 hay abismal diferencia hoy en comunicación y tecnología, sin embargo, valores y principios postulados por Duarte siguen vigentes.

El Nacional

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