Opinión

PUNTOS… Y PICAS

PUNTOS… Y PICAS

Cuestionamientos a legisladores

 

Los frecuentes escándalos de legisladores individualmente y del Congreso Nacional en colectivo, como órgano clave de la democracia representativa, obligan a cuestionar su existencia, composición, funciones, presupuesto y cumplimiento de atribuciones constitucionales.

¿Necesita el país un Poder Legislativo de 222 representantes para una población de 10 millones de almas?, ¿se corresponde la labor legislativa particular y orgánica de estos “honorables” ciudadanos con el costo económico que succionan del presupuesto nacional?.

Según postulados de la Constitución, las funciones inherentes al Congreso Nacional como poder estatal, a cargo de senadores y diputados, son las de representar, legislar y controlar o fiscalizar el uso de recursos públicos y cumplimiento de los deberes de sus cargos por los funcionarios.

Senadores y diputados encarnan la soberanía popular postulada en el artículo 2 de la Carta Magna que señala “reside exclusivamente en el pueblo” del que emanan todos los poderes que se ejercen de forma directa o por representación como indica el propio texto fundamental y las leyes.

¿Son verdaderos representantes de sus electores, senadores y diputados?, ¿son conocidos en comunidades que dicen representar?, ¿cuáles leyes han elaborado como rendición de cuentas?, ¿han tenido alguna iniciativa para fiscalizar o controlar?
Las respuestas dejan legisladores mal parados por incumplir sus verdaderas y exclusivas responsabilidades y hacen más necesario reducir el tamaño al Congreso Nacional y establecer el sistema unicameral, porque con un solo cuerpo y más pequeño debe ser suficiente.

El Nacional

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