Inteligencia bruta
Los servicios de inteligencia del país, así denominados por autoridades para multiplicidad de organismos dependientes directos de Fuerzas Armadas, Policía y del mismo Poder Ejecutivo, son en la práctica todo lo contrario a su razón de ser y denominación.
Así lo evidencian declaraciones del ministro de Interior y Policía sobre supuestos planes de alteración del orden público patrocinados por políticos de oposición que, según sus palabras, están desesperados por su bajo nivel de preferencia electoral frente al repostulado Danilo Medina.
Denuncias de tal magnitud en voz del ministro José Ramón Fadul, rodeada de parafernalia de abandonar servicio religioso por el aniversario de la Policía, hacen daño a paz pública, credibilidad que merecen las instituciones y ponen en ridículo el ejercicio de la autoridad.
La gravedad que supone, de haber sido cierta, la trama “revelada” por este funcionario de confianza del presidente de la República, implicaba como consecuencia la presentación de pruebas irrefutables de los hechos y acción inmediata contra los responsables de tan escandaloso ilícito.
Antes de la rueda de prensa alarmista y en supuesta posesión de datos claves e incontrastables contra tales o cuales personas identificadas individualmente por el ministro Fadul, lo menos que debió hacer fue aprehenderlos y encausarlos, porque de lo contrario, su versión es increíble.
Al no existir sistema de consecuencias, ni para los “acusados” de la trama alteradora de paz ciudadana ni para el propio denunciante prevalido de “fe pública”, esta “noticia” pasa como otro escándalo en burbuja mediática usado para intentar ocultar uno anterior perjudicial al interés político de turno.
Queda pendiente, sin embargo, la pregunta quién tiró las bombas en la UASD y despejar la incógnita si el montaje de este escándalo fue de factura oficial para abortar la marcha reivindicativa universitaria y desacreditar el movimiento uasdiano.
¡Un teatro de la “inteligencia” bruta!
