Opinión

PUNTOS… Y PICAS

PUNTOS… Y PICAS

Carlos Manuel Estrella

Ética y transparencia

 

La ética es palabra de moda, manoseada, mal y bien entendida según circunstancias, que suele ser acompañada por otra muy mencionada, transparencia, y que representan dos aspiraciones sociales auténticas que también son parte de la propaganda mediática sobre todo gubernamental.

Sin embargo, tanto ética como transparencia deben tener validez en todos los sectores, no son exclusivas de lo público porque representan valores que guían el correcto comportamiento de ciudadanos, empresas privadas, organizaciones no gubernamentales y oficiales.

A fuerza de repetición, desde el gobierno se promueven “revoluciones” con énfasis en escuelas y se gestionan consensos mediante “pactos” en sectores claves como la propia educación, salud, electricidad y área fiscal para impactar positivamente la gobernabilidad e imagen de la administración.

Toda la belleza que suponen estos procesos debe tener de eje transversal común precisamente ética y transparencia que se convierten en quimeras con solo pensar en roles como el de la Cámara de Cuentas (prefiero “de cuentos”) y del propio ente de Integridad Gubernamental, adscrito a la Presidencia.

Las debilidades morales atribuidas en ocasiones reiteradas a la administración pública no son exclusivas de ella sino que también están presentes en el sector privado como si se tratase de un mal generalizado que obedece al sistema, a razones consustanciales a toda la sociedad sin distingos.

Esa realidad implica obligaciones de ética y transparencia para organizaciones no gubernamentales, máxime si son beneficiarias de asignaciones presupuestarias del erario, porque manejan recursos públicos en cuyo uso debe privilegiarse el interés común, no el beneficio particular.

Hay muchas cabezas que deben y tienen que ponerse este sombrero en ámbitos de las ONGs, donde debe llegar la “revolución ética” y es obligación moral de quienes ejercen periodismo con incidencia en la opinión pública que la transparencia no sea exigible solo al gobierno y deje de ser pura quimera.

El Nacional

La Voz de Todos