Opinión

PUNTOS… Y PICAS

PUNTOS… Y PICAS

Cabalgata administrativa

A partir de la promulgación de la ley 41-08 sobre función pública y que transformó la antigua Oficina Nacional de Administración y Personal (ONAP) en el hoy Ministerio de Administración Pública (MAP) se inicia un período de transformaciones positivas indudables del servicio público.

La tradicional pesadez de la mega burocracia estatal es vencida lentamente y sin pausa mediante aplicación de leyes, resoluciones, seminarios, talleres, acompañamiento y liderazgo del MAP con “paciencia, persistencia y pasión” del funcionario cabeza quien parece ser un Quijote moderno.

La nueva cultura de la función pública está fundamentada en calidad, mejoramiento continuo, planificación estratégica, capacitación y labor hacia la satisfacción de necesidades ciudadanas individuales y colectivas como parte del compromiso del servidor que ahora hace carrera administrativa.

A la ley que en 2008 es punto de partida de esta nueva cultura le sigue la reforma constitucional de 2010 que le dio estatuto a la función, la orgánica 247-12 y finalmente la 107-13 “sobre los derechos de las personas en sus relaciones con la administración y de procedimiento administrativo”.

Ha sido un camino escabroso, de búsqueda de consensos, avances posibles más que ideales, de todas formas progresos indudables que ninguna mente mezquina puede negar en un ambiente permeado por indelicadezas e inconductas como sofismas para eludir la corrupción administrativa ancestral.

Botones por montones atestiguan avances en el servicio al ciudadano como en expediciones de actas de nacimiento, cédula, licencia de conducir y pasaporte, entre otros y en automatizaciones en impuestos internos, aduanas, migración, además sistemas para control de nóminas, pagos electrónicos, etc.

Aún falta mucho por hacer, hay avances indudables, no todo está perdido.

El Nacional

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