Opinión

¡Que Dios nos libre!

¡Que Dios nos libre!

En la sociedad dominicana desde hace más de una década se vienen produciendo varias dicotomías que parecen no tener fin dado el hecho de que los actores que tienen la manera de solucionarlas o no están en eso.

La desagradable dinámica consiste en que todos saben, dígase Gobierno y empresariado, que los niveles salariales que devengan los trabajadores del sector público y privado son insuficientes y sin embargo no producen un incremento en los sueldos.

Asimismo, esos mismos actores reconocen públicamente que la presión tributaria de la República Dominicana es una de la más bajas de la región y sin embargo no se sientan a concertar de manera definitiva el tan tarareado y necesario Pacto Fiscal.

Otra situación es la que tiene que ver con la problemática eléctrica en donde todos alegan que es un esquema agotado, incapaz de dar respuestas adecuadas a todos los vinculados en el negocio mientras tanto no hay manera de que se sienten en la mesa y finalicen el Pacto Eléctrico.

Óigase bien, hay que decirlo con franqueza y dolor, si en este país el Gobierno y el sector privado no aceleran el paso y se abocan a finiquitar esos pactos, que por demás están contenidos en la Estrategia Nacional de Desarrollo, más temprano que tarde aquí se presentará una situación social inmanejable.

Y que no me vengan con que estoy alarmando, agitando, no, lo que estoy es advirtiendo porque salgo a las calles y veo a un pueblo pasivo, pero esa pasividad me luce ser la del desesperado y eso es peligroso.

El Gobierno del presidente Danilo Medina y la oligarquía criolla no han entendido al parecer que no pueden seguir postergando la concertación y puesta en marcha de los citados pactos, su postergación lo que podría generar en la población es la pérdida total de la esperanza y miedo.

Y cuando un pueblo pierde la esperanza y el miedo dice el poeta nacional don Pedro Mir, el camino a transitar es el derramamiento de su sangre. ¡Dios nos libre!

El Nacional

La Voz de Todos