Opinión

Que fluya la verdad

Que fluya la verdad

La primera víctima cuando llega la guerra es la verdad”. Esta frase, atribuida al senador estadounidense Hiram Johnson en 1917, fue pronunciada hace casi cien años en la Primera Guerra Mundial.

Veinticinco años después, durante la Segunda Guerra Mundial, Winston Churchill dijo “en tiempos de guerra la verdad es tan preciosa que debería ser protegida por un guardaespaldas de las mentiras”.

Esas dos frases, verdaderas en sus tiempos y en sus contextos históricos, tal vez nunca como ahora son más verdaderas debido a las grandes conmociones generadas por el caso de la constructora brasileña Odebrecht en la República Dominicana.

Sin dudas, que este acontecimiento que tiene ramificaciones en 14 países de Latinoamérica y África, abre una caja de pandora que nadie sabe, cuándo y cómo cerrará y terminará.

Ante una situación como la planteada, en donde la verdad sobre los intríngulis del caso ha comenzado a fluir, se advierte un interés perverso en ciertos sectores de querer retorcer y manipular informaciones a los fines de intentar sacrificar la veracidad de los hechos. Dado este estado de guerra desatado se hace necesario algunos señalamientos.

Es menester, pues, que imputados, justicia, partidos políticos y los medios de comunicaciones nacionales e internacionales, dejen el vedetismo mediático y propicien mediante sus intervenciones en el caso, dosis de prudencia, ecuanimidad y sentido común que procuren el sosiego de la sociedad dominicana.

No es aconsejable continuar escuchando, en un contexto como el que vive la República Dominicana, esta guerra de acusaciones y contra acusaciones de parte de los actores arriba señalado, cuando esto lo que conduce es a confundir y construir, una atmósfera de angustia y ansiedad innecesaria al pueblo dominicano.

El momento es para continuar el debido proceso, respetar las reglas de juego jurídicas y detener la guerra que ha sido generada por los conflictos de intereses, las pasiones, ambiciones desmedidas.

El Nacional

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