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¿Qué Gobierno pondrá fin a la inseguridad?

¿Qué Gobierno pondrá fin a la  inseguridad?

La reciente información de que nuestro país fue elegido por primera vez miembro del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para el período 2019-2020 es vista como un paso de desarrollo y confianza cuando en realidad es algo que en vez de alegría debería llamarnos a la reflexión.

Según el Instituto para la Economía y la Paz (IEP) en su más reciente publicación sobre el Índice de Paz Global (IPG), entre los 164 países estudiados, República Dominicana ocupa la posición número 99.

Eso quiere decir, irónicamente hablando, que con un poco “más de esfuerzo” por parte de aquellos que engendran la violencia, quien sabe si algún día le robamos el último puesto a Siria y nos convertimos en el polo opuesto de Islandia, el más pacífico de todos.

Sabemos que son contextos un tanto diferentes, pero… ¿qué consejos internacionales sobre seguridad podemos dar nosotros si nos acostamos con un ojo abierto y el otro cerrado por la inseguridad nacional?

Cuando era adolescente, mis amigos y yo nos sentábamos a veces en un parque o caminábamos por las calles hablando de literatura y planes hasta casi la medianoche. Hoy, apenas al caer la tarde, para pasar por esas mismas calles donde nosotros dejamos nuestra juventud, usted tiene que ser o un loco o un valiente tan grande como el presidente Theodore Roosevelt, quien decidió terminar su discurso de casi 90 minutos aun después de recibir un balazo en pleno pecho.

¿Y saben por qué? Porque hay una enorme posibilidad de que usted reciba lo mismo que recibió Roosevelt si se resiste a entregarle su dinero a uno de esos tantos ladrones que pululan por las calles del país.

La inseguridad ciudadana en República Dominicana no es un caso aislado de una u otra provincia, sino una endemia nacional que sobrepasó los niveles alarmantes hace ya muchos años para caer en un punto tan peligroso que ha hecho a las personas cambiar sus hábitos de vida: antes los mayores podían salir a la calle libremente y ahora se ven forzados a tener que encerrarse en sus casas esperando con cierto velo de angustia hasta que lleguen sus hijos del trabajo o la universidad.

Al llegar la noche, las personas caminan en manadas, como los elefantes, tratando de protegerse así unos a otros. Sin embargo, el mayor daño que ha hecho la delincuencia a nuestro país no está ahí ni tampoco en la estela de muertes que deja a su paso cada año, sino en haber cambiado la forma de pensamiento de la gente con respecto al crimen porque hoy en día lo malo se ha vuelto natural y lo normal, absurdo.

Nos hemos acostumbrado tanto a la violencia que, en vez de luchar por reducirla, nos adaptamos a vivir con esta. Observen que la gente, en vez de condenar la acción del victimario, a quien juzga y considera culpable a la víctima, cual si fuese una culpa caminar solo de noche.

¿Acaso no tenemos derecho a la libertad y a circular libremente, como está escrito en los artículos 3 y 13 de la Declaración Universal de Derechos Humanos?

Hablemos claramente: la seguridad ciudadana en el país se ha ido a la debacle en los últimos 30 años porque nuestros presidentes, en lugar de poner los puntos sobre las íes en materia de violencia, prefieren poner el acento sobre la ó a la hora de reelección.

La violencia nos está afectando tanto social como económicamente porque la producción y riquezas generadas por servicios se ven limitadas en su expansión durante los horarios nocturnos. Además, la falta de un clima de paz ahuyenta el turismo externo y la inversión extranjera, pues no puede haber nada más patético que ver (como yo lo vi) a un grupo de turistas saliendo de un crucero en el puerto acordonados y escoltados por agentes de seguridad.

La solución para reducir la violencia en el país va más allá del tradicional discurso gastado que pronuncia cada nuevo jefe siempre que hay un cambio en la Policía Nacional donde dice “que no tolerará más el crimen y la delincuencia”.

La respuesta a estos problemas de violencia la encontramos en esta simple pregunta: ¿qué hace un guardia o un marino en un cuartel cuando República Dominicana no ha tenido en siglos un conflicto bélico internacional y con quien pudiera tenerlo (Haití) es uno de los países más pobres del planeta?

Que salgan todos a patrullar, que los barrios formen grupos de vigilancia apoyados por la policía como se hace en muchos países, pese a tener niveles de criminalidad muy bajos y, sobre todo, que se siente un precedente por parte de la Policía y de los jueces actuando sin excesos, pero con mano realmente firme contra los delincuentes.

Al hacer así, nuestro país podría dejar atrás esta nueva ironía que nos trae la vida: ser miembro del Consejo de Seguridad de la ONU cuando la muerte por violencia o el robo nos acecha en cada esquina. Limpiemos la casa primero resolviendo nuestros propios problemas de inseguridad ciudadana y demos consejos después.

El autor es periodista.

El Nacional

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