Opinión

¿Qué hacer con la electricidad?

¿Qué hacer con la electricidad?

Por el momento, el país sigue luciendo sin un plan a mediano o largo plazo para la solución definitiva del problema de la electricidad. Las plantas a carbón recientemente licitadas han sido consideradas como apenas un parche para evitar el total colapso del sistema eléctrico proyectado a ocurrir en el 2016. La resistencia a producir un verdadero cambio en el sector es llamativa, esta parece más orientada a evitar lo que estimaría como un problema puramente político de corte ideológico, que a finalmente poner punto final a esta situación que ya deviene en tragicomedia en pleno siglo XXI.

Actualmente, hay dos hechos incontrovertidos dentro del problema eléctrico dominicano: la energía es cara y la oferta de electricidad no cubre la demanda.  Debiera resultar curioso para todos, el hecho de que en un país donde cerca del 20% de la demanda no es suplida, no hayan surgido empresas con interés de ofrecer energía no solo por ese 20% sino hasta duplicar el total ofertado frente al total de lo demandado, como ocurre en los otros países.

También debería ser de nuestra atención que en los menos de 5 años que el sector estuvo bajo el modelo de la capitalización, la oferta se incrementó en casi un 50% y que el sector eléctrico fue nuestra mayor fuente de inversión extranjera en ese tiempo. Una vez visto eso, no debiera llamarnos a la sorpresa el hecho que una vez firmado el Acuerdo de Madrid y estatizado tres cuartas partes del sector, esa inversión se secó y el incremento en la oferta de energía y las inversiones en el sistema se detuvieron. Sea por empresas generadoras cartelizadas o por órganos reguladores disfuncionales que dificultan la inversión, siendo ninguna de esas afirmaciones hasta ahora comprobada, lo cierto es que lo único que puede explicar la existencia de un déficit tan grande entre lo que se ofrece y lo que se demanda, es una distorsión mayúscula en el mercado.

A forma de ilustración, podemos aludir al problema del papel higiénico en Venezuela que es como el sector eléctrico para República Dominicana. Es absurdo que en un país medianamente normal se produzca una escasez tan aguda y prolongada de un bien como el papel higiénico, cuando literalmente cualquiera podría entrar y aprovechar la oportunidad para vender un bien relativa fácil y barato de hacer. Lo mismo ocurre con la electricidad para nosotros. Las empresas cuyo negocio se enfoca a la generación de electricidad son muy abundantes en todo el mundo, es un absurdo que existiendo una necesidad de cubrir un faltante de 20% y luego asegurar la disponibilidad de un 200% de lo demandado, que ninguna de esas empresas se interese en venir a producirla.

La respuesta de por qué esto ocurre, es la misma en Venezuela como aquí, las trabas a la inversión siempre van a tender a producir escasez. El trabajo en el corto plazo para los dominicanos es identificar donde está la traba, el trabajo de mediano plazo es eliminar esa traba, y el trabajo de largo plazo va a ser mantener cierta credibilidad en la forma en que se maneja la industria para evitar volver a caer en las mismas. Esto si es que algún día nos interesa dejar en el pasado este muy embarazoso problema.

El Nacional

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