Después de ver más de 100 artista viniendo del exterior a presentarse en los escenarios dominicanos y darnos cuenta que el costo de la vida se hace más difícil cada día de alcanzar validado el principio antiguo a falta de pan… circo, después de ver los cientos de muertos en todo el país, sobre todo en Santiago y la capital, y asombrarnos de que no hay ni un barrio ni una calle segura en la cuales prácticamente de cada 10 personas que circulan en ella cinco son víctimas de robo, de atraco de todo tipo.
Encontrarnos ahora que un diputado del partido del gobierno denuncia que más de 100 entre fiscales y jueces practican a diario la corrupción.
Y al encontrarnos frente a la “fiesta navideña” sin dinero, sin seguridad y sin brisa. Porque ya no se siente la brisa, como dice el merengue, que anuncia la Navidad.
Frente a todas esas cosas volvemos al recordar los que dijimos hace unos años: a los que viven en barrio donde las casas están pegadas una a la otra y los patios son comunes, hagan su serrucho, cierren la puertas con pestillo y atraviesen un palo en ella. Más que nunca tiene que ser una Navidad hacia dentro, no hacia fuera, nunca pensamos que los golpes en la sangre en justas manifestaciones, en pleno 2015, iban a sucederse a cada rato.
“Jamás en un gobierno del PLD te robarían y te matarían”, decía Don juan Bosch.
Y mucho menos un presidente de ese partido se atrevería a decirle a un periodista de forma burlona de que “yo sabía que usted me iba a preguntar por la Oisoe, virando la cara y sonriendo cínicamente. Danilo nunca pensé eso de ti… Qué pena me da.
