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¿Quién escribió la letra de la melodía “La golondrina”?

¿Quién escribió la letra de la melodía  “La golondrina”?

UBI RIVAS
ubirivas30@gmail.com.-

La letra y la música de la canción “La golondrina” es una de las más conocidas universalmente, de hondo sentimiento, traduce una profunda queja, un irresistible saudade por el retorno a un terruño desarraigado por circunstancias muy divorciadas de la original escogencia, de una instancia y apelativo emocional conmovedor, que traduce lo valioso que se pierde contradiciendo la voluntad, y se convierte entonces en obsesión sublime y en ternura cósmica.

La golondrina ha sido interpretada por grandes vocalistas, el doctor Alfonso Ortíz Tirado, Nicolás Urcelay, Plácido Domingo, Napoleón Dhimes Pablo, Nathaniel Cole (King), Elvis Presley, con el título de She wears my ring, y Pedro Infante, empero, a mi personal arbitrio, la que vocalizó Alfredo Craus Trujillo supera a todos en énfasis emotivo, con sensación de que fue compuesta para él cuando abandonó desde un principio la profesión de ingeniero para dedicarse a su pasión por cantar.

La versión más socorrida de la letra con factura inmortal, de vigencia eterna, como Bella Cubana, Siboney, María Bonita, Preciosa, Pobre gente de París, Mona Lisa, Abril en Portugal, Lisboa antigua, El tercer hombre, La chica de Ipanema, En mi viejo San Juan, Cuando salí de Cuba, Guantanamera, La flor de la canela, Los ojos de la española, El día en que me quieras, Caballo viejo, La cumparsita, y La frontera (South of de border), es atribuida al médico mexicano Narciso Serradel Sevilla, nacido en Veracruz en 1845 y fallecido en Ciudad México, en 1910, a los 67 años, y la música al español Niceto de Zamacois.

La golondrina es considerada como el segundo himno de México, como Caballo viejo de Venezuela, En mi viejo San Juan de Puerto Rico, Cuando salí de Cuba y Guantanamera de Cuba, y Compadre Pedro Juan de República Dominicana, y era el tema musical de los exiliados mexicanos de todos los gobiernos post revolución de 1911.

La golondrina fue el tema musical de fondo del western Wild Bunch (La pandilla salvaje) del realizador Sam Pekimpah, donde actuaron William Holden, Ernest Borgnine, Robert Ryan y Ben Johnson, entre otros, un clásico en su género, inolvidable, equiparable a Ok Corral, El tren de la 3:10 a Yuma, Siete del patíbulo, Shane, y A la hora señalada.

Una versión que podría inscribirse en los fastos de la especulación y la leyenda, atribuye la letra de la canción al califa Abu Abad-Allah, mejor conocido como Boabdil El Chico, el último caudillo moro que residió en La Alhambra de Granada (al-Qal a al-hamra, Fortaleza roja), que capituló en 1492, la joya arquitectónica palatina andalusí, donde residía.

La Alhambra y la Mezquita de Córdova son dos testigos regios de la arquitectura árabe, que no se registra ninguna referencia ni remotamente parecida en la judía, y en 2015 fue visitada por 2,310, 609 turistas.

La ternura de la letra de “La golondrina” refleja un sentimiento profundo de una porción no pequeña de las regiones intangibles del alma que se siente perder, un entorno residencial amado que el imperativo de la realidad obliga a desalojar, que se ajusta perfecto a la pena abisal que sintió el califa Boabdil el Chico al resignar la residencia fastuosa, el amado Palacio Rojo, que hubo de entregar por imperativo de fuerza al conde de Tendilla, Iñigo López de Medina el 28 de noviembre de 1491, hace ya 515 años del fin del dominio moro en España, y la especulación insepulta envuelta en leyenda del origen de esta canción.

Los reyes Fernando e Isabel entraron en la posesión de Granada y La Alhambra el 2 de enero de 1492.

La Alhambra, que virtualmente traduce La Roja, fue construida entre 1302-1309 por disposición del sultán Muhammand ibn Nara en seis años de esfuerzos físicos y genio arquitectónico, tesoro de España y la humanidad.

No hay un documento probatorio de que Boabdil el Chico escribiera la letra de “La golondrina”, es más bien una especulación, pero el argumento de su letra delata la pasión y el sentir envuelto en una quejumbre, por perder la morada amada, que late por demás en todo ser humano, se ajusta al episodio anímico y épico con los ingredientes protagónicos emotivos en Boabdil, que sabía no volvería jamás a ver ni recuperar su Palacio Rojo, interpretación de la irradiación que refleja, más la certeza de la pérdida del dominio moro de España, que cubrió la singladura de ocho siglos.

Boabdil el Chico residió por 18 meses en España luego de entregar La Alhambra, asignado por los reyes Fernando e Isabel en la región de Alpujarra, y luego partió hacia Fez, Túnez, viviendo en esa ciudad varias décadas, conforme la reseña histórica del final de su vida.
Puede apreciarse que hay tres lamentos de “ya no puedo a mi mansión volver”, “esa mansión que me vio nacer”, “recordaré mi patria y lloraré”, “buscando abrigo y no lo encontrará”, que fija alas a la especulación de conferir el origen de la letra de “La golondrina” a Boabdil el Chico.

De ninguna manera es una aseveración determinativa, sino más bien una posibilidad y elucubración de que Boabdil el Chico escribiera, transido de dolor anímico, al abandonar su Palacio Rojo, y esta suposición sería gratamente recompensada con las correcciones pertinentes que asigno a los antropólogos melómanos a quienes dedico este estudio, y en esa vertiente, asigno como tarea correctiva.

El Nacional

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