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¿Quién fue el mejor y peor manager de la Lidom?

¿Quién fue el mejor y peor manager de la Lidom?

¿Quién fue el mejor dirigente del torneo otoño-invernal pasado?

Para los fanáticos de cada uno de los seis equipos, el peor manager fue el del conjunto de sus simpatías, para la crónica deportiva el mejor fue Pedro López, de los Gigantes, cesanteado durante el todos contra todos, después de ser electo Dirigente el Año.

Para los parciales del Escogido nadie es tan malo como Luis Rojas; los seguidores del Licey se pasaron el campeonato pidiendo la cabeza de Luis Urueta y los simpatizantes de las Águilas no entendían como Lino Rivera entró al round robin sin ser licenciado.

En las franquicias de mercado pequeño las cosas no son diferentes y dos de los tres pilotos que comenzaron con Gigantes, Toros y Estrellas fueron enviados a sus hogares antes de terminar la competencia, sólo Dean Treanor terminó porque el veterano dirigente imploró para que le permitieran cumplir el calendario.

Al final del trayecto fue Rivera, quien levantó el trofeo en disputa en la contienda beisbolera, pero cuando se pasa balance al récord general la paridad entre los tres equipos “grandes” fue asombrosa: AC terminaron con 41-35 (.540), LE 36-33 (.522) y Licey 39-36 (.520).

La diferencia de las cuyayas fue 1.5 por encima de sus rivales de la capital en 76 y 75 partidos efectuados por los finalistas y 69 por los escarlatas. En la campaña anterior, TL tuvo 40-37 (campeones) y AC registró 43-38 (subcampeones).

Sin tregua

Desde el primer día de la campaña quienes cubrimos las incidencias de los juegos en el Estadio Quisqueya Juan Marichal -y suponemos que en los otros parques también- nos la pasamos cuestionando los manejos de los managers en el uso de los relevistas, las conformaciones de las alineaciones, las decisiones de sacrificar o no bateadores, etc, dependiendo de las escuelas de pensamiento, la vieja o la nueva.

Sin embargo, los gerentes generales casi nunca son castigados por los martillos de la crítica de fanáticos, comentaristas y analistas. Estos (los gerentes) cuando el barco naufraga casi siempre quedan a salvo, contrario a lo que ocurre con los capitanes en la vida real, y son ellos (los GG), quienes toman la decisión salvadora de botar al manager. En muchos casos esto funciona y salen como héroes.

Si se toma en consideración que las Águilas fue el club que entró a la campaña del 2017-18 con el mejor núcleo de jugadores, el premio como gerente iría a las manos de Manny Acta, pues en el 90 por ciento de los análisis de pretemporada la tropa amarilla salió como favorita para recorrer las tres fases del torneo: serie regular, semifinal y final, aunque no necesariamente tendría que alzarse con la corona por las circunstancias que rodean la pelota local, sobre todo en las últimas instancias.

El grupo presentado por los Toros del Este debió estar en la postemporada, pero un pobre inicio acabó con los romanenses y se llevó a su primer dirigente, Pat Murphy.

Manager azul
Luis Urueta, un hombre conocedor del béisbol, pues de no ser así no hubiera alcanzado la posición que hoy ocupa en las Mayores con los Diamonbacks, a nuestro juicio no manejó bien su relevo, pero de todas maneras alcanzó la final con el grupo que pusieron en sus manos que no era nada del otro mundo.

Los Tigres se pasaron gran parte de la estación sin un antesalista genuino desde que Dawel Lugo se detuvo, sus receptores extranjeros participaron en 23 de 50 partidos y no fue hasta la semifinal que se incorporó Sebastian Valle que tuvieron un defensor de todos los días, pero la presencia del mexicano obligó a colocar como defensores a Juan Francisco en la inicial y Yamaico Navarro en los jardines para posibilitar el bate de Yermín Mercedes en la alineación diaria y así contar con el intimidante 3-4-5 en el orden de bateo.

Anderson Hernández en la antesala (no llegó a 500 hits porque estuvo en la banca en las dos últimas semanas de la serie regular) es un pésimo defensor de la posición cinco por su falta de alcance en esta etapa de su carrera; Francisco en la inicial, Yamaico en uno de los jardines y Emilio Bonifacio en el central no son modelos defensivos, los tres por debajo del promedio en las funciones de custodia. Licey fue el peor conjunto defensivo en errores marcados y ampliamente en los no marcados y en la permisión de conceder bases extras a los corredores.

El relevo de los Tigres fue de malo a pésimo en una parte de la serie regular y regresó a ese nivel en la serie final, un contingente sin un zurdo que pudiera sacar out. Aunque es justo señalar que fue manejado inadecuadamente por Urueta.

Seleccionar a Chris Roberson para jugar por encima de un líder en OBP, slugging y OPS como lo fue Julio Borbón no fue una decisión gerencial sabia, pero eso fue consensuado, mismo que colocar al mexicano Rolando Valdez a iniciar en el juego decisivo. Culpa de Urueta darle un par de bateadores de mas que sacaron a su equipo de juego temprano.

Leones del Escogido

En el caso del Escogido, ese club tuvo que jugar a Rafael Ynoa como torpedero y Yordany Valdespín en la intermedia. El primero es un desastre en la defensa y el segundo no pasa de adecuado como camarero. La gravedad defensiva de los rojos fue tal que Pedro López tuvo que desempeñarse en el campocorto en un momento crucial en la definición de un puesto.

¿Estas situaciones fueron creadas por los gerentes o los managers?
El papel de un manager es sacar lo mejor del grupo que le ponen en sus manos y no se puede atribuir toda la culpa a Urueta o Rojas sin que Noboa o Alou tengan responsabilidad por los hombres que les entregaron a sus subordinados.

Los gerentes

Los gerentes en ocasiones prefieren un jugador sobre el otro -no tuvo que ser el caso- y terminan imponiéndose sobre su empleado (el manager), pues en la Lidom no hay pilotos con el dossier para taparse los oídos ante las opiniones de la gerencia.

Audo Vicente sustituyó a Pat Kelly en medio del round robin del año pasado y tomó a los azules con marca de 2-5 y últimos en el RR en el que terminó con 9-9 en segundo lugar. La final la obtuvo en nueve juegos, de manera que la marca del manager tres veces campeón fue 12-8 en los 20 partidos que dirigió, pero no repitió y por razones que sólo los gerentes conocen se encuentra fuera del terreno a pesar de que ha dirigido cuatro de los seis equipos del circuito y ha conducido tres al título.

En la Lidom aunque usted juegue para .600 en la serie regular si tiene un traspiés en la semifinal se irá para su casa. Podría ser en la final como le pasó a Tim Tolman (2007-08).

Manny Acta y Felipe Alou, quizás, fueron los últimos dirigentes que fanáticos y cronistas respetaron, pues hasta el exitoso Félix Fermín tuvo sus affaires con la prensa de Santiago.

En una liga difícil en la que en cada octubre, los gerentes dicen a los medios y venden a los dueños o presidentes de equipos que han conformado una novena para ganar el campeonato, si las cosas no salen bien, siempre quien pagará los platos rotos será el manager.

¿Y los gerentes para cuándo?

 

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Rolando Guante

Columnista especializado en béisbol, baloncesto y voleibol con más 30 años de experiencia, escritor de Reporte de las Mayores en El Nacional. Orgullosamente de Haina.