Opinión

QUINTAESENCIA

QUINTAESENCIA

 El caso de la Barrick Gold en la República Dominicana representa un significativo doble ejemplo. Puede considerarse con categoría histórica, por su importancia y trascendencia para la vida y desarrollo de nuestro pueblo y de las demás naciones pobres del mundo. Pocas veces se producen acontecimientos de esa relevancia. Y deben ser objeto del análisis crítico. Es imperativo que aprendamos todo lo que podamos. Así estaremos en mejores condiciones para enfrentar asuntos similares en el futuro.

 La realidad geopolítica en que estamos obligados a existir, nos afecta la autoestima nacional, hasta el grado de que nos consideran el traspatio del imperio más poderoso que ha conocido la Historia. Muchos necesitan lucir graciosos frente a los jefes del mundo. Peor aún, la falta de conciencia nacional, política, social, de clase y de sujeto de nuestros gobernantes nos condena a reiterar lo que no debe ser. Esas carencias ideológicas se deben al atraso económico que padece nuestra nación y, consecuencialmente, al escaso desarrollo que han alcanzado, por una parte, la burguesía nacional y, por la otra, los trabajadores y las demás fuerzas sociales.

 Con el caso de la Barrick Gold se sintetizan las miserias y grandezas de que somos capaces. Nuestro pueblo, sabio y sentencioso como siempre, suele decir que por un pelo saca a un gato y que cuando dice que la mula es baya es porque tiene los pelos en la mano. El pelo de la Barrick Gold lo tenemos y nos habla alto y fuerte. Nos dice, por una parte, que las transnacionales son rapaces, oportunistas, insensibles, abusadoras y despiadadas, como un gato frente a un infeliz ratón. Por la otra parte, nos grita las debilidades que tenemos y los males de que sufrimos. Nos hacen actuar como mulas, torpes y brutas, y sin remedio a corto plazo. Juan Bosch, con su visión y sensibilidad temprana, escribió la novela La Mañosa. Ejemplarizó en una mula el desastre de nuestras guerras montoneras y el sacrificio sin sentido que generaron. Repetimos la historia, aunque en nuevos escenarios.

 El doble ejemplo que podemos sacar del caso de la Barrick Gold es negativo, el primero, y positivo, el segundo. Suscribir un contrato en que el 97% de las ganancias son para los extranjeros y el 3% para nosotros, es un crimen de lesa patria, un mal ejemplo que no debe repetirse. Y criticar desde el poder ese adefesio, con el pueblo unificado en el reclamo de sus riquezas, es grandioso. Además, lograr la revisión del leonino contrato, hasta alcanzar un 51.3% en beneficio para el país, es un ejemplo de lo que puede lograr un pueblo unido y decidido.

 Si nada es absolutamente bueno ni absolutamente malo, lo bueno de esta experiencia con la Barrick Gold es que el pueblo sabe que puede ser dueño de su destino y lo malo es que el entreguismo es siempre dañino y sancionable.

El Nacional

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