Opinión

QUINTAESENCIA

QUINTAESENCIA

Rafael Ciprián

¿Quién mató a Émely?.-

El asesinato de la adolescente Émely Peguero mantiene a la sociedad dominicana muy dolida y preocupada. El dolor se debe a la pérdida irreparable de uno de sus miembros más vulnerables.

La preocupación nace de los serios cuestionamientos que vienen haciendo los medios de comunición y, de manera especial, las redes sociales, a la bestialidad de los criminales que se ensañaron con esa pobre menor.

Trascendió al conocimiento público de que el embarazo de Émely fue una de las causas que motivó que la mataran, mientras intentaban y forzaban artesanalmente el aborto. Y ante el sangriento desastre que provocaron, procuraron ocultar su cuerpo sin vida, para burlar las consecuencias legales, en una maleta. La abandonaron en una zona rural. Fue encontrada por las autoridades, y la identidad de la menor fue confirmada científicamente.

Con la muerte de esa joven también se perpetró el crimen de la criatura de varios meses de concebida y que, con tormentos inenarrables, ella llevaba en su vientre.

Estamos apenados por ese horripilante doble asesinato, pero nunca podremos conocer el desgarramiento espiritual que sufren los padres de Émely.

Sabemos que Émely era de una familia pobre, y la novia desde hacía cuatro años de otro adolescente, cuyos padres tienen una posición económica privilegiada. Su madre es funcionaria. En la actualidad está suspendida de su cargo y guarda prisión preventiva. Se le vincula con el ilícito penal.

¿Hasta qué punto el rechazo a un posible nuevo heredero en la familia paterna desencadenó los terribles acontecimientos?
No se trata de un hecho penal más, ni de un feminicidio que abultará la estadística. Es un tremendo hecho que pone a prueba todos los estamentos de este país, con el acento recargado en las fuerzas del orden y las diversas instancias de la justicia.

La tarea más fácil es condenar públicamente a los señalados autores materiales del asesinato de Émely. Pero, por una parte, el Ministerio Público, como órgano constitucional que dirige la investigación de las violaciones penales, debe determinar e identificar a los presuntos autores y luego plantear la acusación formal. Por la otra parte, el juez o tribunal tendrá que instruir y decidir el caso.

Ahora bien, ¿quién o quiénes son los autores intelectuales o institucionales de los hechos que les arrebataron la vida a Émely y a su hijo? Ahí es que la puerca tuerce el rabo.

El novio de Émely pudo ser inducido, bajo presiones sicológicas o sociales, a involucrarse en los condenables hechos. Y la inaceptable descomposición ética y moral de la sociedad en que vivimos, sin lugar a dudas, crea el ambiente para que ocurran esos asesinatos.

La falta de valores, la discriminación social y el consumismo irracional que aquí prevalecen, conjuntamente con los malos ejemplos de corrupción e impunidad a granel en el ámbito público, determinan esas escenas dantescas.

¿Ahí están los autores intelectuales? ¿Quién los enjuiciará? ¿Podrán condenarlos?

El Nacional

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