Opinión

QUINTAESENCIA: Paz para Colombia

QUINTAESENCIA: Paz para Colombia

Las negociaciones que realizaron el gobierno de Colombia, encabezado por su presidente Juan Manuel Santos, y los líderes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), capitaneados por el comandante Timochenko, con los auspicios de Cuba y varios líderes internacionales, llenó de regocijo a los amantes de la paz. Pero el “no” que expresó la mayoría de los colombianos que votaron en el plebiscito para legitimar políticamente el acuerdo ha tendido una nube negra que amenaza con mutilar las alas de la blanca paloma de la paz en esa gran nación.

Ese rechazo plebiscitario a las negociaciones entre las partes beligerantes solo alegra a los que carecen de sensibilidad social o formación política. No comprenden la magnitud del conflicto que se desea superar. Incluso se equivocan seriamente al interpretar que el pueblo del genio literario Gabriel García Márquez rechaza la paz acordada.

Garrafal error. Lo que se ha cuestionado con el “no” son cláusulas del documento suscrito, que recoge los términos de la negociación.

Una parte importante de los colombianos piensa que la FARC logró ventajas que no son aceptables. Tales como, en síntesis, la no persecusión judicial por los hechos de guerra y las posiciones legislativas concedidas para algunos comandantes de la guerrilla.

Líderes atrasados como Álvaro Uribe, y escritores que han coincidido con la caverna política colombiana, como Plinio Apuleyo Mendoza, que el Gabo debe estar mirándolo con el rabillo del ojo desde su tumba, mientras piensa en “El olor de la guayaba” de otros tiempos, han realizado una propaganda, digna de mejores causas, para confundir a los que desean el fin de una guerra que lleva 52 años desangrando a los colombianos y preocupando a los hombres y mujeres de bien en el mundo. Sabemos que muchos hacen pingües negocios con la guerra y se benefician políticamente sin que les importe para nada las víctimas. Son monstruos.

Por fortuna, los más avanzados políticamente del gobierno colombiano se han dado cuenta que no pueden derrotar a la FARC sin cometer un genocidio que los haría odiosos ante el resto de la Humanidad, y los líderes de la FARC saben que la coyuntura política e histórica que vivimos impone un replanteo de los métodos que deben aplicarse en la lucha social.

Por eso Timochenko declaró acertadamente que el resultado del plebiscito no es vinculante y, por tanto, no invalida las negociaciones. Además, que mantendrán el cese al fuego bilateral que existe.

Y que la FARC está resuelta a desmovilizarse militarmente para dar el salto que la convierta en un partido político. Lo que necesitan es garantizar que sus militantes no serán asesinados en las calles como sucedió en otros tiempos en Colombia y también en nuestro país con los constitucionalistas, después de la patriótica Guerra de Abril del 1965.

Los que desean prolongar el conflicto militar fracasarán. Todos los espíritus sensibles del mundo quiere la paz para Colombia.

El Nacional

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