Opinión

Quintaesencia: Verdes y Danilo

Quintaesencia: Verdes y Danilo

En nuestro país se ha hecho costumbre, producto de la práctica histórica del autoritarismo, de reconocerle derechos al pueblo bajo la condición de que no los ejerza. Si los pone en práctica, entran en pánico y condenan el ejercicio del derecho reconocido.

Es como si un padre le comprara una bicicleta a su hijo, y hasta le celebrara su cumpleaños con ese regalo, pero al entregárselo le advirtiera que no debe usarlo.

Y para justificar su prohibición, alega que resulta peligroso andar en bicicleta, ya que por la velocidad que suele desarrollar, o por la circulación de otros vehículos puede generarse un accidente que le ocasione daños graves al niño.

Para los que piensan así, los derechos no son prerrogativas para ser disfrutadas, sino prendas para ser exhibidas. Nada más.

Por eso muchos señores siguen viendo la Constitución como una declaración meramente política, o una plataforma programática, o un simple documento jurídico para adornar nuestro orden institucional, y para que los extranjeros se crean que somos civilizados.

Todavía algunos no se dan cuenta de que nuestra Carta Magna es una norma, y como tal es la norma suprema del sistema jurídico dominicano. A ella se subordinan todas las demás leyes, decretos, resoluciones, reglamentos, ordenanzas o actos; así como cualquier instrumento de derecho internacional que se pretenda aplicar en el país. Por tanto, la Constitución es de aplicación directa e inmediata. Ni siquiera necesita ser complementada por otras leyes, que solo logran establecer especificidades, para que sea respetada.

Como muestra, tenemos las marchas de protesta pacíficas contra la corrupción y la impunidad. Se dice que buscan desestabilizar al Gobierno. Se le ve como un complot o conspiración. Esta apreciación es un garrafal error político y jurídico.

Si se apreciaran esas marchas en su justa dimensión, se llegaría a la conclusión de que el Movimiento Verde es un aliado poderoso del Gobierno. Creemos que el presidente Danilo Medina lo sabe. Sobre todo porque él está comprometido con la lucha contra la corrupción y la impunidad. Lo ha dicho. Por tanto, él desea hacer un gobierno que esté libre de esas lacras institucionales, aunque la realidad política le imponga circunstancias que debe manejar. Para reconocer esta verdad, se necesita objetividad y grandeza, aunque se esté en la oposición política.

Además, las protestas sociales pacíficas son prácticas de derechos fundamentales. Es la soberanía del pueblo ejercida de manera directa, conforme al artículo 2 de la Constitución (C.); es la libertad de expresión (Art. 49, C.); es la libertad de conciencia (Art. 45, C.); es la libertad de reunión (Art. 48, C.); en fin, es el derecho a la vida y a la dignidad (Arts. 37 y 38, C.).

El pueblo tiene derecho a la protesta, como expresión popular legítima. La tolerancia de esas manifestaciones engrandece a los gobernantes y consolida el orden democrático en que debemos vivir.

El Nacional

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