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Abre interrogante

Tras el No Ha Lugar en favor del senador Félix Bautista, muchos esperaron que el procurador Francisco Domínguez Brito dejaría el cargo por esa frustración que expresó sobre el sistema judicial. Pero la espera fue en vano, porque Domínguez Brito, a pesar de afirmar que el sistema de justicia se ha convertido en el escudo ideal para todo tipo de delincuencia y corrupción administrativa, prefirió permanecer en el puesto. ¿Haciendo qué?, se preguntan algunos. Después de todo lo que dijo de la justicia por el fallo del juez Alejandro Moscoso Segarra en favor de Bautista y compartes, la interrogante en torno al cargo era obvia. Moscoso Segarra, antiguo fiscal del Distrito Nacional y a quien se vincula con el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), del cual Bautista es secretario de organización, basó su sentencia en que la Procuraduría no probó la comisión de desfalco ni malversación de fondos públicos contra los imputados. Estaban acusados de enriquecimiento ilícito, lavado de activos, falsedad en escritura pública y otros delitos. El de Bautista, exdirector de la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (Oisoe), es otro de los expedientes por corrupción que se cae bajo la gestión de Domínguez por supuesta falta de pruebas. Son casos que plantean interrogantes.

 

A 42 años de crimen

El 28 de marzo de 1973 el periodista Gregorio García Castro, jefe de redacción del desaparecido vespertino Ultima Hora, cayó víctima de la intolerancia. Se trató de un atentado contra la libertad de expresión patrocinada por sectores de poder que se creían intocables, inmunes a las críticas y la vigilancia de sus acciones. García Castro sabía el terreno en que se movía, pero, en aras de su compromiso con la información, no se dejó dominar por el miedo. A través de la columna “En un tris”, que publicaba diariamente, solía exponer los conflictos e irregularidades de todo tipo que ocurrían en grupos de poder. Sus asesinos, que lo esperaron en la calle Mercedes, cerca de la José Reyes, fueron capturados y condenados. García Castro fue ejemplo de un periodismo agresivo, que en modo alguno puede convertirse en una especie en extinción. A 42 años que se cumplieron ayer de su cobarde asesinato merece que se le recuerde como mártir de la libertad de prensa.

 

El Nacional

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