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Caso Pawa

 

Nada se puede descartar, pero cabe esperar que no haya sido una decisión improvisada la cancelación por tres meses de las operaciones de la línea aérea Pawa Dominicana.

Sería inconcebible que la Junta de Aeronáutica Civil (JAC) tomara la medida sin prever el drama que padecen miles de pasajeros que adquirieron boletos para los distintos destinos de la línea aérea. Los reportes son que decenas de personas duermen a la intemperie y deambulan por los pasillos del Aeropuerto de Las Américas a la espera de que las autoridades encuentren una solución al problema de su traslado.

Con la devolución del importe de los boletos que prometió Pawa no se resuelve la salida de los cientos de personas que hicieron sus arreglos con la línea suspendida por la JAC.

Era una situación que tenía que preverse antes de sancionar a la empresa por una deuda de 7.8 millones de dólares con el Estado dominicano, además de compromisos con otros suplidores. Desde que comenzó a operar Pawa se convirtió en una de las principales compañías de interconexiones, movilizando un flujo de entre 1,800 y 2,000 pasajeros cada tres días. Muchos pasajeros han conseguido viajar en otras líneas, pero una gran cantidad todavía está varada en el AILA, pasando la de Belén y los pastores.

Las autoridades tienen que hacer todo lo posible para solucionar el problema hasta del último de los clientes de la compañía cuyas operaciones han sido suspendidas por la deuda con el Estado. Sería inaceptable que la sanción fuera dispuesta sin medir las consecuencias.

El Nacional

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