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Rubén Maldonado. / Foto archivo

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Burdo silencio

 

En la apertura de la actual legislatura el presidente de la Cámara de Diputados, Rubén Maldonado, denunció que en el cuerpo se habían cometido tres robos por los cuales se había allanado la residencia de tres imputados. Como si se tratara de una vulgar mentira nadie ha parecido darle el menor crédito a la afirmación de Maldonado, y, lo que es peor, tampoco se ha reclamado ni siquiera una aclaración.

Tanto los legisladores oficialistas como los opositores han observado un ominoso silencio, similar al que guardaron con relación al escándalo, todavía sin aclarar, del certificado por mil millones de pesos que dijo el expresidente del cuerpo, Abel Martínez, que había dejado en la banca. Aunque su sucesora Lucía Medina reiteró que no encontró los recursos, los diputados ni siquiera han reaccionado, como si no les importara en lo más mínimo, frente al incierto destino de los cuantiosos recursos.

Se ignora si Maldonado ha apoderado a las autoridades del supuesto robo que denunció en las instalaciones, pero en caso de no haberlo hecho sus colegas han debido emplazarlo para que aclare lo referente al caso.

El silencio hace pensar en oprobiosas complicidades, cuando no en una siniestra carencia de institucionalidad. No es posible que dos escándalos de tanta envergadura puedan permanecer todavía sin aclarar en el cuerpo legislativo. Sería inconcebible que el legislador se apoye en una mentira que tanto daña la imagen de los congresistas con cualquier propósito.

El Nacional

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