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Violencia

En el nordeste

 

La muerte de un joven de 21 años en el sector El Madrigal, de San Francisco de Macorís, acentuó el terror durante la violenta huelga que contra la corrupción y la impunidad, así como en demanda de obras, se inició ayer en el municipio, Salcedo y Las Guáranas. Raylin Saviñón de Aza fue abatido en circunstancias muy extrañas por dos encapuchados que viajaban en una motocicleta, que le dispararon sin mediar palabras.

Tanto en San Francisco de Macorís como en otras comunidades el denominador común del paro era la violencia y el intenso patrullaje de fuerzas militares y policiales desplegadas para prevenir desórdenes.

El estallido de bombas de fabricación casera, tiros, incendio de neumáticos, gases lacrimógenos y pedreas en las calles obligaron a la gente, al menos en San Francisco de Macorís, a encerrarse en sus hogares.

La candente protesta, que se sintió con fuerza en cada una de las tres comunidades, fue convocada por el Frente Amplio de Lucha Popular (Falpo), la misma organización que hace unos días promovió un paro de labores en Licey al Medio y Navarrete.

De la misma manera que las autoridades tienen que prestar atención a los reclamos, de la misma forma los promotores de las protestas tienen que evitar el terror para legitimar su real liderazgo. Se daría un buen ejemplo, por demás, si los responsables de los desórdenes y de la muerte del joven son detenidos y sometidos a la justicia.

El Nacional

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