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Radar: Encrespada ola de violencia

Radar: Encrespada ola de violencia

El caso de La Toronja, en que tres personas fueron muertas a balazos y machetazos por un agente de la Policía y su padre tras rencillas por un solar donde opera un taller de mecánica, vuelve a llamar la atención sobre la crispación que prima en amplios sectores de la población. Antes del triple crimen que ha consternado a los moradores del sector de Santo Domingo Este, un capitán de la Armada había causado la muerte de un disparo a una estudiante de Medicina por un problema de tránsito en el Malecón.

El Ministerio Público ni la Policía pudieron evitar que diferencias entre víctimas y victimarios que databan desde hacía tiempo, en el caso de La Toronja, terminara en una tragedia. Eran frecuentes las discusiones y amenazas entre Miguel Luis Sosa Santana (El Mello), propietario del talle y una de las víctimas, y Simeón Cuevas Peña (El Chicharronero). Ambos habían presentado sus respectivas querellas.

Con los ánimos caldeados bastó que Sosa Santana estacionara un vehículo frente a la residencia de Cuevas Peña para que se desataran los demonios.

El agente de la Policía, Juan David Cuevas Acosta, hijo de El Chicharronero, no vaciló en disparar y causar la muerte a El Mello, Jeyson Fernández y Miguel Angel Montero, quienes trabajaban en el taller de mecánica.

Parte de la ola de violencia, aunque no tengan la misma lectura que los sucesos del Malecón y La Toronja, son la muerte a tiros por desconocidos de una pareja en Cotuí y el caso de los dos vigilantes encontrados sin vida en las instalaciones de una planta de GLP en Baní.

El Nacional

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