Opinión

Raúl Alfonsín

Raúl Alfonsín

El fallecimiento de Raúl Alfonsín, quien fue presidente de Argentina entre 1983 y 1989, y líder del partido Unión Cívica Radical, trajo muy gratos recuerdos a mi memoria. Siempre recuerdo que  mi padre, siendo presidente de la República Dominicana (1982-1986),  hizo una muy buena relación de amistad con  Alfonsín. Aunque yo era un adolescente, siempre le he dado seguimiento a las personalidades políticas que, en aquellos años ochenta, cargaron sobre sus hombros las responsabilidades de Estado.

Alfonsín y mi padre coincidieron muchas veces en las reuniones del Grupo Cartagena,  primera iniciativa integracionista de América Latina,  impulsada por Alfonsín.

 Alfonsín era un hombre de gran líderazgo y reciedumbre moral  y  le correspondió concretizar la transición en Argentina, del autoritarismo militar a la democracia. Aún después de  dejar la Presidencia, sus opiniones eran ponderadas y respetadas. En el año 2004, un apreciado amigo de mi familia, don Cirilo Castellanos, quien vive en Buenos Aires, me regaló el libro Memoria Política, de Alfonsín, el cual leí, e incluso escribí un artículo titulado Los consejos de Alfonsín, del cual reproduzco estos párrafos:

“Otros de los consejos que ofrece Ex Presidente argentino es sobre la política, advirtiendo que ciertamente la política implica diferencias. Pero la política no es solamente conflicto, también es construcción. Y la democracia necesita más especialistas en el arte de la asociación política. Los partidos políticos son excelentes mediadores entre la sociedad, los intereses corporativos y el Estado, y afirma sabiamente “que lo que más nos preocupa es la falta de diálogo con los partidos políticos”. Para poder resistir la cantidad de presiones que sufren los gobiernos, es indispensable que exista una voluntad nacional generalizada al servicio de los que deben ser las más importantes políticas de Estado.”

“Alfonsín también aconseja a los gobernantes tener “el coraje para rechazar cualquier seducción del oportunismo, bondad para comprender las debilidades, fuerza para imputar las responsabilidades, sagacidad para adivinar intenciones, prudencia para evitar regresiones, paciencia para esperar resultados, tenacidad para aferrarse a sus convicciones y flexibilidad para avanzar en cambiantes circunstancias”. Las memorias del Ex – mandatario constituyen una lectura obligada para los amantes del atractivo y difícil quehacer político.”

 Al enterarme de su muerte, busqué el libro, y comparto con ustedes estas breves líneas escritas por el propio Alfonsín que, a mi juicio, retratan su estatura política y moral, cuando expresó:

“El objetivo de toda mi vida ha sido que los hombres y las mujeres que habitamos este suelo podamos vivir, amar, trabajar y morir en democracia. Para ello era y es necesario que además de instituciones democráticas haya demócratas, porque solo así las instituciones democráticas pueden sobrevivir a sus gobernantes.”

Presidente Alfonsín, ¡misión cumplida! Descanse en paz. Argentina ha perdido al político más importante de la transición a la democracia.

 

El Nacional

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