Opinión

Razones del millón

Razones  del millón

La corrupción ha seguido su agitado y accidentado curso, creciendo en volumen y en descaro cada día, cada semana, cada mes…
Bandas mafiosas, estatales y privadas, operan dentro de un sistema de corrupción e impunidad con asiento en Ministerios, Policía, DNCD, DNI, entidades “autónomas del Estado”, Congreso, Cámara de Cuentas, Ministerio Público, Poder Judicial, JCE, TSE…
Políticos corruptos se convierten al vapor en empresarios privados y grandes empresarios privados financian la política electoral para pervertirla, condicionarla, recuperar lo invertido y muchísimo más.
Los procesos abiertos en tribunales se transforman rápidamente en farsas judiciales y repudiables simulaciones; porque el sistema le garantiza impunidad a los delincuentes acusados.
Funcionarios y empresarios delincuentes (civiles y militares), siempre se salen con las suyas porque son ley, batuta y Constitución. Los ladrones son a la vez quienes investigan, fiscalizan y dictan sentencias: dueños del bate y pelota y “ampaya”.
Ese poder putrefacto provoca millones de males en materia de derechos humanos y sociales de la población dominicana: alimentación, viviendas, educación, salud, seguridad social, medio ambiente, fuentes de agua, fenómenos naturales, comunicación, migración, seguridad, transporte, deportes, pensiones, arte, cultura, diversión, violencia, delincuencia… derechos de la mujer, juventud, niñez, policías y militares de base. Los negocios ilícitos de los jefes y jorocones del sistema deterioran y prostituyen todo.
Estamos entre los peores países del mundo en cuanto a la negación de derechos fundamentales al pueblo llano, mientras minorías enriquecidas nos ofenden con su descarada opulencia y continuos atracos.
Hay, por tanto, millones de razones para volver a tomar las calles en dimensión y volumen mayor, ahora para condenar y repudiar en grande: al Presidente Danilo Medina (jefe de turno del sistema), a su Procurador, sus tribunales mirados, (SCJ incluida), su Consejo de la Magistratura, su Congreso, su Cámara de Cuentas, sus jefes policiales y militares, y empresarios delincuentes preferidos.
Hay que demostrar el domingo 12 de agosto que un millón de dominicanos/as estamos decididos/as a barrer con este sistema perverso y con sus beneficiarios impunes; expresándonos por “baisa” en calles, plazas, caminos, barrios, campos, hogares, universidades, centro escolares y de trabajo, redes sociales, medios de comunicación…
Y esa determinación precisa comprender la importancia de exigir en las calles el desplazamiento del presidente Medina y su gobierno junto al despliegue de un proceso constituyente generador de una nueva República Dominicana, todavía pendiente de consensuar por los diversos componentes del pueblo en lucha.

El Nacional

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