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Recomiendan un giro para evitar la cesárea cuando el bebé viene de nalgas

Recomiendan un giro para evitar la cesárea cuando el bebé viene de nalgas

MADRID. (elmundo.es). Lía aún le faltan unas semanas para nacer, aunque parece que está a gusto en posición sentada y todo hace prever un parto de nalgas.  Sin embargo, lo que en muchos casos se traduciría en una cesárea casi segura, se ha logrado evitar gracias a una maniobra cada vez más popular en los servicios de Ginecología: la versión cefálica externa.

La propia Organización Mundial de la Salud (OMS) y las principales sociedades científicas del mundo recomiendan esta maniobra que manipula la tripa de la madre como una opción segura para girar a los niños que vienen de nalgas y lograr un parto vaginal.

Ángela, la madre de Lía, ha llegado tranquila al hospital por la mañana acompañada por su pareja, Pablo.

Ya tienen otra niña, una circunstancia que según las estadísticas favorece el éxito de la versión cefálica (cuyo porcentaje de éxito en mujeres primerizas es algo menor).

Este giro, realizado con pericia por el ginecólogo, trata de girar la posición del bebé dentro de la propia tripa de su madre en torno a la semana 37, siguiendo todo el proceso mediante ecografía para controlar la seguridad del proceso.

Los partos de nalgas son casi una rareza del pasado en los paritorios, por los riesgos que acarrean. Sin embargo, la versión cefálica externa cobra cada vez más fuerza como una alternativa para evitar que estos embarazos no acaben necesariamente en una cesárea programada.
El Hospital Universitario Puerta de Hierro, de Madrid es uno de los centros españoles en los que se practica.

Según cuenta Silvia Mateos, ginecóloga de este centro, la maniobra se lleva a cabo de forma externa con las manos. “Nosotros, como en casi todos los centros, la hacemos de forma programada en el paritorio. Primero comprobamos mediante ecografía cómo está colocado el bebé; es decir, dónde tiene las piernas y la cabeza.

Si sigue de nalgas, se inicia todo el proceso, monitorizando al bebé en todo momento para comprobar que todo está bien y con medicación intravenosa a la madre para relajar el útero”.

Hay que tener en cuenta que el útero es un músculo muy potente y que si no se relaja pueden producirse contracciones, lo que dificultaría que el feto se pudiera dar bien la vuelta, porque lo natural es que la madre intente proteger a su hijo.

¿Cómo se realiza?

Una vez que se ha conseguido relajar el útero, se pone a la madre boca arriba con la cabeza un poco más baja que las piernas, entre 20 y 30 grados para que quede por debajo de la pelvis, ya que “el objetivo principal de la maniobra es sacar las nalgas del bebé de la pelvis materna”, continúa explicando la doctora Mateos, quien añade que con la palma de la mano se intentan sacar las nalgas de la pelvis y se ayuda a que el niño dé una vuelta hacia delante. Con la otra mano, el ginecólogo acompaña la cabeza y la columna del niño para que dé la vuelta completa, como si hiciera una voltereta”.

Con anestesia

María, con su segundo hijo, lo intentó ya hace un par de años. “En la semana 38 más o menos se vio en la ecografía que el bebé estaba de nalgas. Salía de cuentas el 12 de noviembre y estaba por medio el puente de la Almudena en Madrid [el día 9]. No quería tener un parto de nalgas en mitad de un puente.
Me quedaba más tranquila si podía tener otras posibilidades”, detalla a El Mundo. Por eso, le preguntó a su ginecólogo por las opciones disponibles y éste le explicó en qué consistía la maniobra de versión cefálica.

“Es un masaje externo que se lleva a cabo con medicación para relajar el útero y poder hacer la maniobra con mayor comodidad”, detalla Manuel Duárez, responsable del paritorio de la Fundación Jiménez Díaz, de Madrid, quien atendió tanto a María como a la madre de Lía.A pesar de los tres intentos que marca el protocolo para la versión cefálica, su hija no se dio la vuelta y al día siguiente nació mediante una cesárea programada.Y es que no todas las versiones tienen éxito.

Con esta maniobra se ha conseguido reducir en cerca de un 50% la tasa de cesáreas en estas situaciones. El porcentaje de éxito varía según los centros, aunque ronda el 40% y un 70% de los casos.

Como destaca el doctor Duárez, en mujeres primerizas es un poco más bajo que en las multíparas y cuanto menor es el peso del feto, éste se puede dar la vuelta con mayor facilidad. Lía ha querido esta mañana soleada en Madrid que El Mundo sea testigo de cómo se giraba suavemente el el abdomen de su madre, colocando en pocos minutos su cabeza en la pelvis, lista para un parto vaginal cuando su reloj biológico marque que ha llegado la hora de salir.

Puede que a Ángela le haya ayudado que sea su segundo hijo, que Lía no pesara aún mucho (en la semana 37 los niños suelen pesar entre 2.100 y 2.300 gramos) o que quería aparecer en un medio de comunicación antes de nacer. Las experimentadas manos de Manuel Duárez también han ayudado.

No en vano, desde hace año y medio está documentando todos los casos con la idea de poder publicar un estudio y tener un mayor conocimiento sobre la versión cefálica para ayudar a otros profesionales que quieran hacerla. Como recuerda, se necesita una curva de aprendizaje antes de poder llevar a cabo una versión cefálica.

Aval de la OMS

Antes de hacer el procedimiento, María quiso saber en qué consistía y se informó antes de tomar su decisión.  Una de las cosas que le gustaron es que lo recomendaba tanto la OMS como la Sociedad Española de Obstetricia y Ginecología (SEGO) que tiene catalogado el procedimiento “como una maniobra segura que reduce la tasa de presentación podálica (de nalgas) con un nivel A”, apunta Eduardo Cabrillo, jefe del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja, de Madrid, que formaba parte del comité que llevó a cabo el desarrollo de los protocolos asistenciales de la SEGO hace ya más de dos décadas.

A estas dos instituciones se ha sumado también recientemente a Sociedad Norteamericana de Obstetricia y Ginecología, que recomienda realizar la versión cefálica externa cuando el feto venga de nalgas a partir de la semana 36 o 37 de embarazo. Para Lucía era su primer hijo y le ocurrió lo mismo que a María, que en las últimas ecografías vieron que el bebé no estaba bien colocado.

El Nacional

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