Ahora estoy llevando a su escuela al mayor de los dos nietos que ya abrazo, y debido a que comparto sus tareas diariamente atravieso por la sorpresa de que en treinta años…los cambios han sido poco significativos, salvo que los niños cambiaron el pan que traían debajo del brazo por un shift. Nacen computarizados, con mejor predisposición al conocimiento, a lo cual estaría contribuyendo los contenidos de la televisión educativa. No todo es fatalidad en la TV.
Muy a pesar de los bruscos cambios experimentados por la sociedad y por el uso intensivo de nuevas tecnologías, en treinta años observo los mismos métodos y propósitos, a los usados cuando mis hijos tenían tres y cinco años de edad. En modo alguno descarto la posibilidad de que yo esté fuera de ruta, más equivovado que quien sea pero no dejo de sacudirme al notar lo mismo cuando las pruebas internacionales nos colocan muy por debajo de la calidad educativa exigida.
Recorta y pega, un proceso de edición al que nos acostumbramos casi de por vida. Un intelectual francés escribió un libro sencillo y de poquísimas páginas que llenó de críticas contra sus iguales a quienes llamó editores, en vez de pensadores, tal vez por la falta de autenticidad y de ideas propias para exponerlas en cualquier momento o circunstancias. De un párrafo de seis líneas, hay cuatro de citas, lo cual impide percibir la profundidad o capacidad de razonamiento de un autor.
Igual observo a disgusto la presión a la que someten a niños pre-escolares o de educación maternal, tratando de que “cumplan con una disciplina” en vista que a las 7:45 am hay que estar en la escuela porque las ocho am está la jornada cívica de izar la bandera, medio cantar el himno y repetir un rosario, con padrenuestro.
