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Rectas duras y pegadas

Rectas duras y pegadas

Hay situaciones en nuestro deporte que llegan al abuso extremo y provocan en las personas sensatas y sin compromisos un alto grado de indignación.

El béisbol es el deporte Rey de los dominicanos, nadie lo pone en dudas. Todos en un momento determinado disfrutamos con pasión de este deporte hasta llegar al fragor del fanatismo.

Por eso es tan difícil jugar y dirigir en la pelota nuestra, porque el fanático dominicano sabe en muchos casos igual o hasta más que personas que están involucradas en este negocio profesional.

En ese tenor, en el entendido de lo importante que es este “circo” para un pueblo que ríe, sufre y lucha diariamente por salir adelante, el Estado asume la responsabilidad de dar soporte económico principal a pesar de que la liga es una compañía privada de seis socios.

Cada año, por asumirlo como un compromiso y previo al inicio del campeonato otoño invernal, el Estado, a través del gobierno de turno, se involucra en la organización del certamen sin ser socio y asume la reparación de los estadios sede de los equipos participantes. Una inversión multimillonaria a cambio de nada, sólo con el propósito de contribuir y satisfacer lo más posible la diversión de un país eminentemente beisbolero.

Coincido con el maestro de generaciones de periodistas Don Álvaro Arvelo hijo, quien ha sido la persona que mantiene este tema en el tapete para crear conciencia sobre una acción, que sin requerir de un análisis profundo, pone en evidencia su condición de verdadero “barril sin fondo”.

Amén de que el uso de los estadios propiedad del Estado dominicano es totalmente gratuito, para este negocio particular que percibe por concepto de publicidad una cifra indeterminada de millones de pesos y al Estado no le toca absolutamente nada.

Esta reflexión y desahogo es provocada por el anuncio que inmediatamente termine la serie final entre las Águilas Cibaeñas y los Leones del Escogido, el estadio Quisqueya, sede de la venidera Serie del Caribe, será sometido a otro acondicionamiento para acoger el tradicional clásico caribeño.

Pero no se hará con el dinero de la liga ni el que puedan aportar los equipos sino con el desembolsado del Erario… el gobierno nuevamente invertirá sabrá Dios qué cantidad de dinero en el vetusto pero adecuado escenario sin producir reacciones, lo que confirma que hemos perdido la capacidad de asombro.

Al parecer hay dinero en abundancia, que por lo visto, no hay en qué otra cosa invertirlo. Ese hecho a mí me indigna, no se a ustedes.

El Nacional

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