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Rectas duras y pegadas

Rectas duras y pegadas

Cada año cuando se produce el proceso de evaluación y selección de los ex atletas que ingresarán al Pabellón del Deporte Dominicano se desatan las mismas inquietudes, las mismas reacciones, y si se quiere, hasta las mismas preocupaciones por el método y el proceso que se utiliza.

Es injusto y resulta hasta odioso el hecho de que se mantenga el privilegio para con los ex jugadores de béisbol por encima del resto de  las disciplinas deportivas, que en muchos casos sus atletas han generado hazañas con igual o mayores méritos para alcanzar la inmortalidad y pasan desapercibido.

El Pabellón es una institución que debemos preservar por encima de todo pero los que hoy están al frente de ese organismo deben entender que hay que adecuarla a los tiempos, que la equidad y el sentido de justicia debe primar y estar por encima de caprichos y de intereses particulares.

Para nadie es un secreto que en la selección de los inmortales, a través de los tiempos, ha habido de todo: amiguismo, cabildeos, favoritismo, mezquindades, ignorancia y demás; pero creo que es tiempo de enmendar errores, de superar debilidades que tanto daño le ha hecho a la imagen del pabellón.

Estoy consciente que para resaltar los valores que adornan a un ex atleta potable para alcanzar la inmortalidad no hay que denostar a otros, por eso pretendo llamar la atención en ese sentido para que se note mayor justicia en cada selección, que el béisbol, por más deporte Rey que sea, no siga introduciendo la mayor cantidad al templo sagrado en detrimento de personas con más que sobrados méritos para serlo pero dieron sus mejores aportes en otras disciplinas, como el karate, judo, levantamiento de pesas, baloncesto, voleibol, boxeo, atletismo, entre otras.

Creo prudente y pertinente que la Asociación de Cronistas Deportivos de Santo Domingo, ACD, tenga una mayor y más directa participación en las elecciones de quienes deben ingresar a la inmortalidad porque son sus miembros quienes manejan registros y dan seguimiento a las incidencias de las diversas actividades que diariamente genera el deporte, que se supere la cuasi condición de logia que posee el pabellón, algo que ha sido cíclico según el grupo de personalidades que les toque regir la entidad.

Es propicia la ocasión para deponer actitudes prepotentes para abrazar la conciliación porque a fin de cuentas el pabellón no es una propiedad privada ni herencia de nadie, es una entidad de la sociedad dominicana con un propósito bien definido, el de resaltar y reconocer por siempre la labor extraordinaria rendida por tantos hombres y mujeres, verdaderos soldados del deporte, en favor de la patria.

Es tiempo de fortalecer la credibilidad del pabellón, eso entiendo.

El Nacional

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