La Major League Baseball mantuvo en bajo perfil las investigaciones sobre la vinculación de peloteros con la Clínica Biogenesis of America, fundada por Anthony -Tony- Bosch en la ciudad de Miami, para ahora destapar esa caja de Pandora.

Los ejecutivos del béisbol mayor de los Estados Unidos, a juzgar por la reacción en estos momentos, más que sepultar el caso buscaban evidencias y negociaban para tener los elementos contundentes y necesarios para iniciar una ofensiva que culmine con suspensiones ejemplarizadoras de los involucrados comprobados en este caso.

Da la casualidad y la coincidencia que entre los mencionados como posibles clientes de la clínica hay un predominio de jugadores dominicanos, algunos reincidentes y sancionados por el uso de sustancias anabólicas.

Como reza la frase popular, los huevos se pusieron a chele cuando se dio a conocer que el señor Bosh llegó a un acuerdo de cooperación para hablar con los investigadores de Grandes Ligas, lo que suministraría las posible pruebas para sancionar a los peloteros involucrados.

Ese acuerdo busca descartar la demanda a Biogenesis of America y a sus directivos, que se le acusa de suministrar fármacos prohibidos de forma encubierta para mejorar el rendimiento de los peloteros, en violación a sus contratos y la política antidopaje vigente.

El sindicato de los peloteros se ha involucrado en las investigaciones luego de que se diera a conocer una primera lista con 20 peloteros, que serían sancionados encabezados por Alex Rodríguez y Ryan Braun, considerando que sería desafortunado que se juzgue antes de completar las investigaciones.

El hecho de que además de A-Rod se mencione a Bartolo Colón, Nelson Cruz, Melky Cabrera, Johnny Peralta, Fernando Martínez y Jordan Norberto ha llevado a algunos patriotas a querer tipificar la acción de las Grandes Ligas como una persecución a los peloteros dominicanos, afirmación distante de la verdad que busca impunidad para lo mal hecho.

Es una pena, y quienes defienden a los posibles infractores deben tenerlo pendiente, que cada vez que se destapa algún escándalo por casos de violentar las reglas establecidas haya dominicanos involucrados, cuando no es por alteración de la edad es por el cambio de nombre y cuando no es por uso de esteroides es por mentir, lo debe conducir a la reflexión y no a la complicidad, entiendo yo.

La defensa a ultranza a quienes contravienen las reglas establecidas, por más dominicanos que nos sintamos, no es correcta, lo más recomendable sería asumir un rol crítico para crear conciencia tendente a erradicar la cultura de la trampa.