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Rectas duras y pegadas

Rectas duras y pegadas

Los años de ejercicio en este hermoso pero difícil oficio, y más para quienes como yo anteponemos la ética y la dignidad por encima de los intereses, me enseñan a ser responsable y reflexivo a la vez a la hora de enjuiciar actitudes, comportamientos y decisiones de los protagonistas de esta tragicomedia que es la actividad deportiva nacional.

Un movimiento deportivo en el que se refleja la doble moral, la hipocresía, el oportunismo y la complicidad en su más amplia extensión, con dirigentes que se creen infalibles y hasta con capacidades para manejar la orientación de la opinión pública.

El caso de la atleta Brenda Castillo, una de las tres mejores jugadoras de la posición libero del mundo, separada de la selección nacional por un comportamiento insoportable me lleva a reflexionar y al mismo tiempo investigar para fijar posición sobre su lamentable caso.

Quizás los 21 años de Brenda no tienen la capacidad de asimilar las altas esferas del éxito y la bonanza económica que se deriva de ella, de ahí que sus constantes actos de indisciplinas para con sus entrenadores y compañeras no dejó otra alternativa que separarla del equipo nacional, rompiendo el muro de contención de la tolerancia que la federación soportaba.

Es una decisión dolorosa pero con sentido ejemplarizador porque crea el precedente, y en lo adelante, las demás jugadoras lo pensarán muy bien a la hora de romper las reglas disciplinarias establecidas para un atleta de alta competición y de dimensión universal como es Brenda.

Mientras en voleibol eso sucede, en baloncesto ocurre lo opuesto, se premia la indisciplina, la arrogancia y las actitudes anti social de un jugador al que se nombró capitán de la selección nacional de mayores y se le celebran sus peores comportamientos dentro y fuera de la cancha porque sólo enjuician lo conveniente que le resulta en la cancha.

La Federación Dominicana de Baloncesto, Fedombal, le hace un gran daño al jugador Jack Michael Martínez tolerándole sus actitudes negativas, porque seguirá creyéndose por encima de entrenadores, compañeros, federados, público y más.

 Los mejores trofeos que exhibe este jugador son sus constantes problemas disciplinarios en las diferentes ligas en las que ve acción, dentro y fuera del país, y mientras el ingeniero Rafael Uribe lo reciba con alfombra roja y se exhiba orgulloso con él le reforzarán su prepotencia y su orgullo de intocable.

Ambos casos provocan reflexión para una justa valoración… así lo veo yo.

El Nacional

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