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Rectas duras y pegadas

Rectas duras y pegadas

El título de esta columna es una expresión vasto léxico del amigo y colega Rolando Guante, quien la utiliza para citar, destacar y/o enunciar algún hecho inverosímil que ocurra en el juego de béisbol.

La hago mía en este instante por el inesperado final, diría yo que hasta sorprendente, de la serie regular del torneo de béisbol profesional otoño invernal dominicano que dejó a la región Este del país sin pelota hasta octubre.

Los Gigantes del Cibao, en un juego decisivo, dieron el zarpazo final al desastre inexplicable, pero que tiene su explicación analítica, de los Azucareros -Toros- del Este, equipo que se mantuvo entre la primera y segunda posición la mayor parte de la temporada.

Lo de las Estrellas Orientales se produjo hace una semana y volvieron a desilusionar a unos fanáticos que por más de cuatro décadas no han tenido la oportunidad de arrastrar latas, objetos y sonar pitos como muestra de satisfacción por la obtención de una corona en la pelota nuestra.

Se quedó el Este sin pelota, apenas una temporada después de haber escenificado una serie final netamente oriental, para dejar sentado en los libros este precedente.

Se pone nuevamente de manifiesto el aspecto económico, que es determinante para un buen trabajo gerencial, porque mientras estos dos equipos sufrieron una debacle, las Águilas Cibaeñas y los Tigres del Licey  invirtieron antes y durante la temporada regular para lograr su primer objetivo: la clasificación.

Mientras que los Leones del Escogido, que en un momento de la campaña, específicamente en la recta final de la Regular, atravesó por un tortuoso trayecto que puso a su legión de seguidores ha apretar el botón del pánico, pero con la bóveda abierta de “par en par” reaccionó para cambiar el dirigente y contratar a los jugadores que fueren necesarios para lograr la reacción esperada y lograr el ticket para el Todos contra Todos.

Las Águilas y los Tigres, la gran atracción y rivalidad del principal pasatiempo nacional, vinieron a reclamar su hegemonía perdida en las últimas estaciones y lo lograron lo que servirá de motivación, de gran atractivo para mover a los miles de fanáticos al estadio Cibao y Quisqueya.

Sostengo que la gran diferencia no es ni han sido las efectivas y diligentes ejecutorias de Moisés Alou, Fernando Ravelo ni Winston -Chilote- Llenas, porque sin el dinero disponible de nada hubiera servido sus contactos y relaciones para la consecución de los jugadores ideales, acorde a las necesidades de sus respectivas escuadras.

Y eso es lo que sencillamente, en mi humilde opinión, es lo que le faltó a los conjuntos del Este.

Con entusiasmo y buenas intenciones de directivos no se ganan coronas… es por eso que octubre los espera.

El Nacional

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