Opinión

Reflexiones que inspiran y hechos que avergüenzan

Reflexiones que inspiran y hechos que avergüenzan

Rafael R. Ramírez Ferreira

 

La oscuridad muchas veces me parece total, pero entre las tinieblas siempre surge con deleite un razonar, un discurso, como si fuera una simple y tímida plegaria tratando de encontrar lo digno dentro del inmenso pajal de la vida cotidiana en la cual vivimos.

Es así como surge, cual fresco golpe de brisa, la página dos del periódico El Día en medio de esta ola de fétido proceder y engañosa oratoria.

Las Reflexiones quedan como anillo hecho a la medida para la situación ética y moral en la cual sobrevivimos, donde “periodistas” alquilan su pluma y cuyos escritos deberían ser publicados en “espacio pagado” y quizás de esa manera serían más pasables y hasta un poco creíbles. Total, que puedo decir lo que creo, sin importar lo que digan o piensen la horda de fariseos que pululan en el medio.

Y es que en tantas ocasiones me ha parecido que vivimos en una especie de califato, una continuación del sistema establecido por una asociación de vagos y vándalos, protegidos por un ejército de jenízaros corruptos, abusivos, depravados que moran en la cúpula junto a una elite descarada, que solo el verlos, desencadenan ese reflejo neurògeno que denominan miccional, pero en sus rostros.
Por eso hago referencia a esas Reflexiones del periódico El Día, puntuales, que retratan situaciones que para nosotros son muy familiares como pueblo, que nos retratan en blanco y negro o en colores, como mejor a usted le plazca.

Como la referencia que hicieron a las palabras del intelectual Américo Lugo y que me sirven de apoyo para después de esta decir lo que digo: “No hay que forjarse ilusiones sobre el valor moral del pueblo dominicano. El valor moral alcanza siempre el límite de la capacidad intelectual, y nuestra capacidad intelectual es casi nula. Una inmensa mayoría de ciudadanos, para quienes no existen verdaderas necesidades, sino caprichos y pasiones; bárbaros, en fin, que no conocen más ley que el instinto, más derecho que la fuerza…”.

Como arte de magia nuestras organizaciones tradicionales, que otrora llevaban la voz cantante en defensa de los mejores intereses del país, han sido momificadas y las que no desaparecidas.

Fíjense en las organizaciones estudiantiles que tanta agua dieron de beber a las fuerzas del orden cada vez que salían a las calles a reclamar en nombre del pueblo y que tan valiosa sangre dejaron en las calles y hasta frente al mismo Palacio Nacional. Nada, desaparecidas en las fauces insaciables de los partidos políticos, como una más de las entelequias que se han engullido.

Porque nuestra capacidad para recordar es prácticamente nula y mucho más para reclamar nuestros derechos con valentía, los cuales cedemos o hacemos un cambalache hasta por un salami. Hace unos días leí que era una ironía el caso que se daba en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), donde estudiantes realizarían una huelga de hambre exigiendo nuevas aulas, y como tengo el derecho a disentir de lo que haga o diga quien sea, me parece que no es el termino apropiado, pero como digo en ocasiones, esto no significa que está mal ni que tampoco este bien, porque para mí, todo o casi todo, hiede en ese recinto universitario.

Allí se han hecho construcciones, que según el criterio de la chusma, han sido casos para que mucha gente estuviera en una larga visita en Najayo, pero no ha pasado nada ni pasara nada.

Y ni por mano al demonio se ponga usted a cuestionar el gasto clientelista que se ha llevado a cabo entre compañeritos cuyo mayor aporte ha sido hacer manifestaciones en reclamo de sus intereses personales y mucho menos trate de enterarse de los cientos de millones proporcionados a esos mismos compañeritos para llevar a cabo tal o cual “investigación científica” cuyas conclusiones llevan años “estudiando”, y que por demás han sido asignadas según el privilegiado criterio de una casta rancia y anacrónica que no ha permitido el avance de ese centro. Para pensar en la UASD, el dinero no da. Así nomás. ¡Si señor!
Twitter:@rafaelpiloto01

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