Opinión

Reformas fiscales y crecimiento

Reformas fiscales y crecimiento

La reforma fiscal ya luce inevitable, y antes de que siquiera el presidente electo asuma, se le ha dado rienda suelta al debate. Una reforma fiscal no solo implica la búsqueda de más recursos, sino adicionalmente no afectar el crecimiento.

Entre el 2001 y el 2002 el país vivió los llamados paquetes y paquetitos fiscales, debido a la necesidad imperiosa de obtener más recursos ante una deuda que buscaba los mercados públicos internacionales. Esos paquetes resultaron nefastos para el crecimiento económico que ya de por si se encontraba limitado ante las embestidas de la crisis del 2001 en los mercados internacionales. Eso provocó una especie de recesión.

Hoy no es tan distinto, y de ahí debe partir el debate. La inflación está en niveles preocupantemente bajos, si bien no debemos aspirar a que una tasa de ese tipo que exceda los dos dígitos, que la misma apunte a una casi deflación en términos mensuales y a una inflación por debajo de 5% de manera interanual es también una señal preocupante de que la economía se viene estancando, justo cuando más recursos necesita.

Sacar más recursos del sector privado y limitar el gasto público pudiera tener consecuencias notoriamente malas. El tema es encontrar el equilibrio entre el crecimiento necesario, el gasto racional y la recaudación para cubrir nuestras obligaciones.

Estamos en una encrucijada. Por un lado se necesitan más recursos fiscales para cubrir nuestras obligaciones, especialmente nuestra deuda externa. Por otro lado necesitamos un crecimiento económico más acelerado para que en teoría los sectores productivos puedan seguir aportando a las recaudaciones fiscales y mantener el crecimiento sostenible. En el medio tenemos una reforma fiscal que pudiera funcionar en detrimento de una y de otra.

Entiendo que antes de empezar el debate es necesario definir el objetivo. Si el problema es aumentar ingresos, la solución es notoriamente sencilla, incrementar y que los que pagan, sigan pagando un poco más. Si el tema es incrementar ingresos en base a crecimiento, eso implicaría limitar las protecciones a algunas industrias, extender el alcance impositivo adonde ahora no llega, y rezar a los santos que esto no revierta el crecimiento.

El debate no se debe simplificar a reducir gastos corrientes y a reformas integrales. Una reforma fiscal debe necesariamente evaluar su impacto en el crecimiento económico. Si la reforma fiscal incide en que el crecimiento se reduzca, inevitablemente caeremos en lo que tenemos hoy, los gravados no crecen, los exentos sostienen la economía, y eso seguirá hasta que inexorablemente otra reforma sea necesaria por la merma de ingresos.

El planteo no va a ningún lado si no evalúa su impacto en el crecimiento. Y hacer ese planteo es más complejo que hablar de reformas integrales o de expandir bases impositivas o aumentar porcentajes. Lo triste es que todo el debate luce demasiado lejos de entrar en esto.

El Nacional

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