NUEVA YORK, EE.UU, Espn.com.- Steve Kerr no es alguien que se consumirá en componer una lista de buenos propósitos y compartirla con sus jugadores, amistades y familiares cuando celebré la llegada del año 2017.

El entrenador en jefe de los Golden State Warriors festejará y alzará una copa por el arribo del nuevo año y retornará el lunes, luego de un descanso de dos días, para continuar afilando un conjunto renovado que el viernes por la noche se colocó en los anales de la NBA tras su victoria en el último partido de 2016.

Por segundo consecutivo año, los Warriors de Kerr lograron hilvanar un registro de 72-12, una asombrosa hazaña digna de respetar a pesar que existe una que anhelaría intercambiar por aquella que se le desvió en las Finales de 2016 cuando se les fue de las manos una ventaja de 3-1 contra los Cleveland Cavaliers.

La marca combinada de 144-24 superó el registro histórico de 136-30 que lograron los Chicago Bulls de 1996-97 en ruta a campeonatos consecutivos.

Alrededor de la liga y entre las conversaciones de los seguidores del conjunto con la mejor foja de la NBA en la actualidad y además los ‘haters’ que los siguen a cada paso, el éxito de los Golden State Warriors ha creado un tipo de estándar que Kerr caucionó luego del triunfo al cual su escuadra se aferró sobre los Dallas Mavericks en el Oracle Arena, sede local donde sus muchachos han perdido cuatro partidos en los últimos 12 meses.

Los Warriors, con el respaldo de un triple-doble de Kevin Durant -su primero como miembro del conjunto de la Bahía- dominaron a los visitantes tejanos en los primeros tres cuartos pero como es de costumbre en la mejor liga del mundo, el enfoque de unos chicos que comandaban el partido por 25 puntos en el tercer cuarto fue disminuyendo en el último episodio de un choque que nunca dudaron que ganarían.

Y ahí es donde reside las preocupación de Kerr con un equipo que mejoró su plantilla en el verano con la sorprendente decisión tomada por Durant uniéndose al mismo conjunto que causó su eliminación en la final de la Conferencia Oeste.

“No quiero que tomemos la victoria por sentado. Siento que hay una especie de expectativa para nosotros de ganar, de nuestros jugadores, de todo el mundo. Y hay un peligro allí en la expectativa”, afirmaba Kerr de un equipo que aumentó su foja a 29-5, ganando nueve de sus últimos 10 encuentros.

“Podría restarle la alegría fuera de ello, y quiero asegurarme de que nuestros jugadores están todavía allí afuera divirtiéndose”.

Independientemente de lo sucedido durante ese tramo de siete días en el cual Golden State no fue capaz de amarrar su segundo título consecutivo, necesitando una sola victoria sobre Cleveland, hay que respetar cada una de aquellas 144 victorias que han logrado pese a que sólo es representado por un campeonato.

Kerr no hará su resolución de año nuevo pero que mejor manera que celebrarlo en alta a mitad del año con el segundo campeonato en tres veranos.