Existe un movimiento en el Partido Revolucionario Dominicano, para lograr el retorno del licenciado Hatuey de Camps a las filas de la organización, a la cual dedicó su vida desde antes de alcanzar la adolescencia. El líder político es una figura emblemática del PRD, y su nombre se encuentra unido al protagonismo de los grandes acontecimientos históricos de la entidad, que inauguró la democracia de este país, a raíz del ascenso al poder del presidente Antonio Guzmán.
atuey debe ser reintegrado al PRD con el rango de presidente vitalicio por su destacada, dilatada y abnegada trayectoria revolucionaria a raíz de la muerte del tirano Rafael Leónidas Trujillo. Cuando estaba en el vientre de su madre, antes de saber si la criatura era varón o hembra, se determinó que iba a nacer un perredeísta, pues sus padres eran activos militantes de ese partido. Hablarse de él es igual que narrar la historia de la agrupación que lideró José Francisco Peña Gómez. Ambos son sinónimos.
Nadie puede negar que sea un ícono del PRD. En su lucha política nunca fue artero, y no rehusó a la confrontación, pero tampoco a la conciliación. Se recuerda el debate televisivo, que acaparó la audiencia nacional, con el doctor Marino Vinicio Castillo (Vincho), un inveterado abogado, gran académico y quizás uno de los tres penalistas principales del país en los últimos 50 años. Discutieron los temas políticos del pasado y del momento de esa época.
Hatuey demostró ser un polemista de fuste, con gran conocimiento político y una habilidad sorprendente para contestar y rebatir los argumentos del contrario. El joven dirigente del PRD se enfrentaba a un Vincho Castillo, con una vieja carrera en los menesteres del Estado, culto, con gran manejo del lenguaje y un hombre que cada vez que habla parece domesticar la palabra. Sin embargo, de acuerdo a los sondeos que se hicieron a raíz del debate, De Camps salió victorioso y lleno de gloria.
Cuando murió Peña Gómez, Hatuey tuvo a cargo el más mínimo detalle de la organización de velatorio y sepelio del más grande líder de masas que conoció América Latina. Bajo un sol ardiente, al entonces alto dirigente del PRD, no se apartó ni un sólo momento de la ceremonia, celebrada en el Centro Olímpico Juan Pablo Duarte, para honrar al gran tribuno, de verbo encendido, que estremecía a las multitudes que se concentraban cada vez que fueron convocadas.
