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Revelación de la FAO contra el hambre es alternativa difícil para población pobre

Revelación de la FAO contra el hambre es alternativa difícil para población pobre

Ya no hay que hablar de redistribuir el ingreso mundial, que es mucho, ni utilizar los vastos recursos de las potencias en construir un mundo mejor alimentado.  El rendimiento de los alimentos bien pudiera quedarse en los archivos nacionales de los países subdesarrollados.

Basta, a esos fines, con la ingesta de jugosos insectos para lograr una meta tan anhelada por tantas naciones.

¿Ha probado ya una bien escabechada camada de cucarachas fritas, con adobo de cebollitas y algo de orégano al pesto? ¿No se le apretará el pecho para llevarse a la boca un  bien condimentado guiso de  grillos en su salsa? ¿Y una rica pasta hecha de langostas (no las del mar, esos manjares son prohibitivos) sino aquellas que asolan los campos y amenazan las cosechas en muchas naciones.

 Esa es la idea central, lo que hay que deducir de la brillante gestión actual de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

Habría que ver si los muy bien cuidados funcionarios de la FAO comenzaron a dar el ejemplo y adicionaron a su dieta de lujo esos exóticos alimentos.

En esta vida hay muchos que sermonean y predican pero para  otros, no para su consumo personal.  Vivir lo que se aconseja a otros ya es otra fragancia más complicada.

Que un organismo de las Naciones Unidas sugiera comer insectos no puede estar dirigido más que a los más pobres. Pero esos más pobres no lo son en vista de la voluntad de la providencia.

En muchos casos sufren el saqueo de sus recursos de los ricos tecnológicos y más avanzados, como ocurre en África en estos momentos.

Pero hablar de esas cosas, exponerlas desnudas, deviene en una pavada.

Lo que hay que hacer es comer insectos pues son más nutritivos y pueden resultar hasta más baratos.

Ya veremos toda una futura generación de degustadores de estas criaturas como platos gourmets caros, prohibitivos, cocinados en restaurantes cinco estrellas, lo cual también se constituirá en otra desgracia para los pobres.

Los más desarrollados que se queden con sus despensas bien guardadas sin pensar siquiera en  crearse las condiciones para una mentalidad equitativa de redistribución.

La recomendación de la FAO es genial, sólo que apunta en dirección a mantener completamente intocable el “status quo” y en favorecer, como no mandan las leyes de la supervivencia, que quienes tienen ingresos astronómicos se mantengan con la mejor vida de primera per sécula seculorum.

El Nacional

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