Opinión

Revolución agraria

Revolución agraria

Asistimos a este momento histórico con el arrojo que demandan los procesos de cambio. Y, a decir verdad, terminé de convencerme de esta realidad tras conversar animadamente con el alcalde de Cabrera, Jorge Caovi, quien nos invita a conocer Cabrera en primavera, enriquecida muestra de su calidad hospitalaria y agraria. Estuvimos compartiendo coincidencias, disidencias y luces que la historia recogerá y habrá de valorar en su debido momento.

Confenagro, al calor de sus dirigentes y grupos satélites, ha asumido un rol de primer orden en tareas vitales para que se produzca la revolución agraria que se viene dando en la producción y procesamiento de leche, carne, coco, cacao, limón, tabaco, bambú, castañuela, en fin, en todo el campo.

En un mundo saturado de nuevas tecnologías, las tendencias están enfocadas en mejorar la producción agropecuaria y poner atención a nuevo mercados.

Tenemos limitaciones en algunos rubros para completar el proceso

En este sentido, Horacio Lomba, experto en el aprovechamiento productivo y económico del coco -cabal y competente donde los haya-, nos enseña la triste realidad de que, a pesar de nuestras potencialidades en este y otros rubros tropicales, no hacemos uso de sus ventajas ni en una mínima proporción.

En una ponencia magistral, digna de ser estudiada, los números que nos colocan en primeros lugares, que pueden ser incluso engañosos. De ahí que Lomba lance un grito de guerra para provocar los cambios que el campo necesita.

Lo propio vivimos con el limón, tema del que nos ocupamos en la primera entrega de esta serie dedicada al campo. Ahí el cacao es uno de los productos dominicanos más afortunados y competitivos en el mercado mundial, se debe a la determinante participación de productores y expertos como José Antonio Martínez, quien ha dedicado toda su vida a colocar el cacao en el lugar que hoy ocupa. El hombre, como intérprete de la historia, la escribe en beneficio de la humanidad cuando alcanza logros.

Que Confenagro haya logrado convocar a profesionales de la categoría de Lomba y Martínez, para citar un par de ejemplos, muestra el vigor de sus esfuerzos e iniciativas, como motor esencial de esta revolución agraria. Estamos, entonces, en presencia de un fenómeno económico y social digno de repetir y amplificar, con amor y entusiasmo, en todos los campos del país. Si esto no es parte de una bella revolución agraria, ¿qué otra cosa puede ser?

El Nacional

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