Editorial

Rimbombante

Rimbombante

 Casi simultáneamente con la divulgación de  un informe del Banco Mundial que revela que República Dominicana es el país con más apagones eléctricos de América Latina y el Caribe, se anuncia  aquí un acuerdo para interconectar el sistema energético nacional con el de Haití, la única excepción del continente  con menor oferta de electricidad que  la dominicana.

El  acuerdo suscrito entre  el director de la Comisión Nacional de Energía, Enrique Ramírez y el ministro haitiano de Seguridad Energética, René Jean-Jumeau, se asume como un primer paso en la ejecución de “un ambicioso plan  que aumentaría la seguridad  energética de ambos países y crearía un mercado de 20 millones de habitantes, lo que abarataría  los precios de la electricidad”.

Resulta difícil entender cómo un país, cuya crisis del sector eléctrico ha tocado piso, pueda aunar esfuerzo  con otro que literalmente carece de sistema integrado de producción, distribución y suministro de energía eléctrica.

La palabra “interconexión” que al parecer se ha insertado en ese acuerdo, provoca justificada  preocupación, porque hasta donde se sabe República Dominicana  no tiene superávit en  generación  eléctrica, y mucho menos Haití,   a menos que  el convenio  se refiera a intercambio de apagones.

En vez de esa  estrambótica interpretación que  se ha dado a  ese acuerdo, debería  decirse que Santo Domingo y Puerto Príncipe procurarían  aunar esfuerzos para    acceder a  financiamiento internacional  de proyectos menores para la producción de energía hidráulica, eólica o  a partir de  combustibles fósiles, como se encaminarían otros en  los ámbitos de medio ambiente, migración, salud y agricultura.

No hay que exagerar la nota  con el rimbombante anuncio de que  Haití y República Dominicana se encaminan hacia una interconexión de sus  sistemas de generación y distribución de electricidad, pues aquí lo que sobran son los apagones y del lado oeste de la isla  se carece  de líneas  interurbanas de transmisión eléctrica.

El Gobierno dominicano  está en deber de  asesorar  a su par haitiano en proyectos relacionados con manejo adecuado de  leña, carbón y biomasa en la generación de energía, como  forma de salvaguardar la foresta en  zonas limítrofes, pero no hay razón para  hablar de interconexión de sistemas eléctricos.

Lo sensato sería que  todos los convenios o proyectos de cooperación  con Haití guarden absoluta sintonía con  los lineamientos  trazados en la Comisión Bilateral Domínico Haitiana y con la Estrategia Nacional de Desarrollo, para garantizar que  no se promuevan  absurdo como ese mentado acuerdo de  “interconexión”.

El Nacional

La Voz de Todos