Opinión

Romeo Santos

Romeo Santos

Hace unos anos tuve una discusión con un amigo aristócrata sobre su versión de lo que es cultura. Para él era inconcebible que un presidente recibiera a basquetbolistas y peloteros en el Palacio Nacional. Le dije: ellos son los verdaderos líderes de la juventud dominicana y si pensamos que más del sesenta por ciento de la población es joven (a pesar de la sostenida guerra civil que existe contra los jóvenes negros de las clases populares), entenderás el fenómeno.

Los otros líderes naturales de la juventud son los músicos. Lo acaba de demostrar Romeo Santos, con un doble concierto en el Yankee Stadium del Bronx, que provocó un asombrado editorial del New York Times, ya que ni Jay Z, ni Pink Floyd, ni Eminem, quizás solo Paul McCartney, habían logrado esa hazaña.

Cien mil personas, durante dos días, abarrotaron un espacio donde otros latinos, pero peloteros, habían convocado una masa de esta dimensión. Romeo Santos, rindiendo homenaje a sus mayores, el regattonero Tego Calderón, y los bachateros Anthony Santos y Luis Vargas, asi como a la vieja Fefa, hizo gala de su humildad y generosidad (lo primero que destruye el “star business”), provocando la algarabía de la audiencia que cantaba con él.

Dos noches donde la comunidad dominicana se desplazó con sus niños para ver a este muchacho que creció en el Bronx, pero ha sabido imponerse a las limitaciones de su entorno, para explotar lo mejor de sus orígenes boricuas dominicanos, o latinos.

Ojalá y la sociedad de consumo no se lo trague y no lo veamos convertido en un guiñapo humano por la droga, esa asesina sistemática que acabó con Jimmy Hendrix y Janis Joplin, disfrazada de diversión; o en un guiñapo espiritual por los valores de demostración del dinero que fomenta la acumulación. Cada vez que veo a Beyonce y a Jay Z, intercambiando juguetes de diamantes, cuando los jóvenes de su barriada en Brooklyn no disponen de un buen centro de deportes, me apeno.

Imagínense si cada dominicano en ese concierto hubiese donado un dólar para Hogares Crea y cada familia se hubiera hecho co- partícipe de la lucha contra las drogas en su país, Romeo Santos hubiera hecho una contribución a la sobrevivencia de una juventud dominicana, amenazada por el racismo, por el clasismo, por la baja autoestima que explota la droga. Entonces se merecería el titulo de buen dominicano, en la mejor definición de Juan Pablo Duarte y/o Albizu Campos, sus dos padres espirituales.

¡Que la Virgen de la Altagracia, la misma que le consiguió la visa a la Vieja Fefa, lo cubra con su manto y lo defienda con sus arcángeles, de las trampas del éxito!

El Nacional

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