El director de Presupuesto, Luis Reyes, optó por la respuesta más ligera a las presiones del Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep) para que se consigne un tope a la deuda pública. A juicio de Reyes, el tema del déficit no puede verse sin contemplar el problema de la presión tributaria, que reiteró es una de las más bajas de la región.
Pero el funcionario obvió abordar los más de 90 mil millones de pesos que según un estudio de la Oxfam son tragados por la corrupción, el clientelismo y el dispendio.
El caso de las 57 entelequias que drenan al erario con casi 16 mil millones de pesos y que la diputada Faride Raful solicitó eliminar puede ser una fuente para contrarrestar ese endeudamiento que tanto preocupa al Conep como a sectores sensatos.
Están también los privilegios que disfrutan los congresistas para labores que se apartan de su misión de legislar. Decir que la presión fiscal es baja, sin reparar siquiera en la deficiencia de los servicios públicos, es la salida más fácil para ocultar el dispendio que se atribuye al Gobierno.
