Opinión

¡Salsa!

¡Salsa!

El espectáculo malabaristico que ofrecieron “el caballo viejo” y “el León de los vientos”, en el palacio de los deportes, resultó algo lúgubre, considerando que se trata de dos figuras en condición de retiro dando pasitos anticuados. En cambio durante la entrega de los Premios Soberano, fue satisfactorio ver y escuchar esa nueva pléyade de jóvenes artistas, sobre todo los que incursionan en la salsa.

Este género musical, (mi favorito) nació en Cuba, aunque otros alegan que es una derivación del son haitiano. Lo cierto es que surgió en las Antillas, de raíces africanas y que su gran popularidad se inició en Nueva York, en la década de los 70, gracias al dominicano Johnnie Pacheco y la orquesta Fania.

Por años yo creía saber bailar, pero nunca lograba hacer los giros y fantasías de los nuevos bailadores, por tanto, me inscribí en una escuela, aun desconociendo la opinión de mi Reina que consideraba era mejor asistir al gimnasio. En la academia me obligaron a cambiar los viejos y tradicionales pasos, escuchar y seguir la clave, contando: one, two, three, pausa five six, seven.

Después de meses de práctica, llegaron los primeros resultados: Los vecinos del piso de abajo se quejaron del ruido y el estruendo en el techo; mi esposa me recriminaba que ella bailaba bien y que a mí me habían estafado. Entre prácticas y desavenencias llegamos a dominar los primeros giros y desplazamientos : Guapeo, enchufa, dile que no, exhibe la, cucaracha.

La salsa es el ritmos más internacional, y en nuestro país el de mayor crecimiento. Es un excelente método para mantenerse en forma; no importa la edad; siempre hay un paso nuevo que aprender; Internacionalmente se inicia con el pie izquierdo hacia adelante, en tanto que muchos dominicanos, incluyendo los políticos bailadores, quizás para evitarse “vainas”, empiezan a bailar con el pie derecho.

En conclusión , hay que renovarse o ceder el paso. !Te dije que anjá!

El Nacional

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