Opinión

Santo Domingo Oeste

Santo Domingo Oeste

  1 de 2

Santo Domingo Oeste (SDO) carece de un centro parroquiano. Le faltan elementos que lo legitimen como ciudad. No existe un polo urbano, social, constituido como tal.

La extensa avenida 27 de Febrero, que empalma  con el Distrito Nacional, representa una ruta mecánica que divide brutalmente este municipio  en dos partes, creando un vacío, un espacio prohibido e indiferente a la vez. Deslinda, apenas, sus partes norte  y sur.

Vista la ciudad como un espacio vital para reflexionar e integrarse en las cotidianidades de la vida social y económica, la actual conformación de SOD niega esas posibilidades.

 Es, en fin de cuenta, la suma de núcleos barriales cuasi rurales con asomos de marginalidad. Segregado arbitrariamente del Distrito Nacional sin la debida autonomía geográfica y urbana.

Quedó atrapado en su improvisada composición, ajena a los fines municipales que la divina providencia y las disposiciones legales mandan.

“Las ciudades ideales son concéntricas y remiten a una metafísica en donde el centro es el lugar de la verdad”, observa acertadamente Miguel de Mena en Cielonaranja. “Concentran los principales valores de la civilización: la Espiritualidad en las iglesias, el Poder en el palacio o centro gubernamental [Ayuntamiento, Justicia, Policía, Biblioteca Municipal, Academia de Música, etc.], el dinero en los bancos, la mercancía en las tiendas y centros comerciales, y la Palabra en los cafés y las alamedas”.

Para Roland Barthes, ir al centro de la ciudad occidental [Europa y toda América], es ir al reencuentro de la verdad social.

¿No estarán los altos edificios y torres habitacionales compitiendo con este axioma? Nueva York superó una  prueba  a la que parece estar sometido ahora el casco central de la Gran Santo Domingo.

Pero este no es nuestro tema, Sigamos con Santo Domingo Oeste. El Metro nos invita a ocuparnos, más tarde, de Santo Domingo Norte [o Villa Mella].

El Nacional

La Voz de Todos