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SANTUARIO

SANTUARIO

Para llegar a la tercera entrada, la más amplia, hay que subir unos diez metros.

Rescatemos la cueva de  Seboruco

 
Cubierta de malezas, sin ningún tipo de seguridad para los interesados en hacer turismo interno, se levanta majestuosa, con sus tres entradas, la cueva de Seboruco, en el lado sur después del embalse de la presa de Sabaneta.

 
Conocí el lugar hace varias décadas en una excursión escolar promovida por uno de mis maestros que siempre se preocupaba por mostrarnos lugares con algún contenido histórico o cultural.

 
Cuando la presa fue puesta en operación en 1981, la cueva adquirió cierta notoriedad, porque interesados por la construcción de ese embalse, también visitaban el lugar cargado de cultura, leyendas y mitos.

 
Por accidente, me encontré con dos conocidos integrantes de la Asociación de Pescadores “La Unión” de la presa de Sabaneta, quienes tienen la esperanza de que la cueva de Seboruco sea rescatada en algún momento.

 
Me comentaron que la asociación y el representante de la junta distrital de Sabaneta, Sócrates Medina, pretenden rescatar el lugar con el propósito de crear fuentes de empleo y mejorar los ingresos de los que viven en la zona.

 
Origen
La Cueva de Seboruco es el producto de erosiones volcánicas remotas correspondientes a la época geológica, océnica, miocénicas y pliocénicas del terciario.
Está formada por rocas caliza que se extienden desde el distrito municipal de Sabaneta, en San Juan, y que se extiende hasta el municipio de San Francisco de Bánica o Bánica.

 
Corresponde a la provincia Elías Piña, en la frontera con Haití, próxima al Río Artibonito.

 
Entradas
A la cueva se ingresa por tres entradas: la primera se encuentra en su parte baja. Da acceso a una pequeña cámara con techo bajo. Aquí fue encontrada la osamenta de un hombre aborigen o como también se le llama el hombre de Seboruco.
La osamenta, considerada del hombre más viejo de las Antillas, porque según los estudios datan de unos 4,000 años antes de Cristo; se exhibe en la biblioteca del centro UASD-San Juan.
La segunda entrada de difícil acceso, hay que subir unos cuatro metros por un camino estrecho y escarpado, conduce a la amplia y oscura Cámara de los Murciélagos.
Para llegar a la tercera entrada hay que subir unos diez metros; es más amplia e iluminada, al entrar por su laberinto llegas a un espacio que comunica con otras galerías de acceso más difícil. Esta parte de la curva muestra bellísimas estalactitas y estalagmitas.

 
Historia y cultura
Se remonta a más de cuatro mil años, esta cueva fue utilizada para sepultar muertos y en tiempos más primitivos para enterrar las osamentas de niños y adultos quemados luego de caníbales comer su carne.

 
Durante la tercera y cuarta década del siglo XVI, en la época de los alzamientos esclavos, se deja entrever que Sebastián Lemba, en momentos de escaramuzas de guerra y estado de sitio a que eran sometidos por los españoles para someterlos a la obediencia, pudieron usar la cueva de Seboruco.

 
Siglo XX

 

A principio del siglo XX, los seguidores de Olivorio Mateo comenzaron a celebrar convivencias rituales cada 21 de enero en memoria a la virgen de la Altagracia, dándole un uso de templo natural a la cueva de Seboruco, que aún perdura hasta nuestros días.

 
En el año 1998, a solicitud del Consejo Presidencial de Cultura se hizo un levantamiento, en el que participó el espeólogo, Domingo Collado Abreu en que se encontraron dieciocho osamentas humanas, una osamenta de jutía y una enorme lechuza.

 
Dentro de esos fósiles se encontró el de la primera entrada, de frente al sol, enterrado de manera ritual en expresión de una deidad, este fósil es el que se conserva en el museo del CURO UASD. Esta osamenta sometida a la prueba del carbono 14, arrojó el resultado de cuatro mil años de existencia.

 
También se halló un siler, siendo este objeto apreciado y venerado en tiempos primitivos, su existencia data de miles y miles de años de erosión y corrosiones minerales hasta formar la compactación de este objeto al que luego le daban un filo muy apreciable.

 
Según las creencias de muchos años la cueva de Seboruco y la cueva de San Francisco se comunican subterráneamente.

 
Leyenda

 
Una de las leyendas más populares sobre la cueva de Seboruco cuenta que una cerda entró por esta y luego de mucho caminar salió por la cueva de San Francisco, en Bánica.

 
Fuentes: Portal Identidad Sanjuanera, Portal Notificado y visita al lugar.
Fuentes: visita al lugar, portales Identidad Sanjuanera y Notificado.

El Nacional

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