Semana

Se llamaba Antonio Guzmán

Se llamaba Antonio Guzmán

Don Antonio Guzmán Fernández, de cuya muerte  se cumplen hoy 28 años, es el único presidente constitucional dominicano  que se  suicida en el cargo. De no haberlo hecho, a 43 días de transferir el mando, habría sido el primer gobernante en obviar el continuismo,  aunque en su momento  hubo tímidos  ensayos al respecto.

Desde aquel infausto domingo, 4 de julio de 1982, cuando el país perdió a uno de sus mejores  presidentes, son muchas y variadas las especulaciones tejidas en torno a este lamentable y sentido hecho. 

***

Fue el primer presidente del país que cedió la candidatura a otra figura de su mismo partido

Fue electo presi- dente de la Repú- blica para  perío- do 1978-1982, pero se suicidó antes de cumplir

***

Muchos han sido los cuestionamientos sobre los motivos  que llevaron al gobernante   a quitarse la vida en el ejercicio pleno del poder.  Hoy, 28 años después, no ha habido una  versión  clara y coherente sobre  el traumático hecho.

Guzmán siempre tuvo más afinidad con el campo que con  la política, actividad ésta última a la que ingresó  a través del Partido  Revolucionario Dominicano (PRD), después de la muerte de Rafael L. Trujillo.

Su agresividad en las labores productivas hizo de él un hombre plenamente identificado con el desarrollo de su pueblo.  Cuando  su amigo, el Prof. Juan Bosch asume la Presidencia de la República, en febrero de 1963, lo designa secretario de Agricultura, cargo en el permaneció hasta el golpe de septiembre del mismo año.

Un año después, luego del desconocimiento del orden constitucional, pasó a formar parte del Comité Ejecutivo Nacional y de la Comisión Política del PRD y su  presencia ciudadana y de hombre  moderado  tuvo evidente reconocimiento en los días difíciles de la revolución de abril de 1965, a través de la llamada “Fórmula Guzmán” le fue ofrecida la Presidencial Provisional de la República,  bajo  una serie de condiciones  no cónsonas con sus sentir democrático.

En el año 1974 una coalición de partidos de oposición mediante el Acuerdo de Santiago lo escogió candidato a la Presidencial, pero  una situación política aciaga motivó el retiro de los oposicionistas en el torneo de mayo de ese año.

El general retirado Elías Wessin y Wessin, recién llegado del exilio, fue  el compañero de boleta de Guzmán.

Las elecciones se celebraron y sin la participación del Acuerdo de Santiago, y  Balaguer  legalizó  una tercera victoria electoral con un aparente contrario: en débil  Partido  Demócrata Popular ({PPD), del contralmirante  Homero Lajara Burgos, que  ¿alcanzó? 170,367 votos.                                

La Novena Convención Nacional del PRD, celebrada a mediados de 1977, escogió a Guzmán su candidato a la Presidencia para las elecciones de 1978, las cuales ganó abrumadoramente, a pesar del despojo de 4 Senadores.

Desde que el poder  el  “presidente agricultor” emprendió de inmediato un conjunto de cambios en el ordenamiento burocrático, centrado en la eliminación de la corrupción administrativa,  defensa de las libertades públicas y los derechos humanos y la despolitización de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional.

La ley de amnistía fue promulgada para favorecer a cientos de presos políticos y permitió el regreso de decenas de exiliados, decisiones que llenaron de júbilo y alegría al pueblo dominicano.

Los biógrafos de Guzmán (Angela Pena, Marcallé, Báez Guerrero, Carlos Cepeda,  entre otros), hablan excelentemente bien de las  cualidades humanitarias del presidente  inmolado.

 Específicamente Cepeda, en su  libro “Los que mataron a Antonio Guzmán”, julio de 1989, Página 101, relata que siendo el general Nivar Seijas, agregado militar ante la Junta Interamericana de Defensa, con asiento en Washington,  a través del general  Mario Imbert Mcgregor, expuso al Presidente su interés de obtener, quizás por nostalgia, un fusil para su seguridad.

La orden del presidente fue “General,  envíele ese fusil  al general  Nivar  y ofrézcale todas las facilidades que necesite”.  El otrora jerarca militar se fue a la tumba con un concepto muy elevado del ex Presidente.

 En otra ocasión, después del supuesto intento de golpe de Estado  contra el gobierno del PRD, donde involucraron injustamente a  dirigentes y ex militares reformistas, el  último Jefe de los Ayudantes Militares de Balaguer, en General Aurelio  Rosario Polanco  fue  apresado y despojado del arma que por  todos los derechos le pertenecía, además de que  su cheque de pensionado le fue retenido durante 3 meses consecutivos.

 Cuando Imbert expuso el caso al Jefe del Estado inmediatamente instruyó que localizaran al general Rosario y lo llevaran a su despacho.

Una vez allí, Don Antonio le pidió excusas al antiguo jefe militar, ordenó que  le resolvieran su caso y  ponderó la conducta ciudadana y “la gallardía que  usted siempre  ha mostrado”.

 Estos son, a grandes rasgos, algunas pinceladas de don Antonio  Guzmán, una figura señera que de  estar presente en estos momentos en la vida terrenal, de seguro que su PRD no estaría en la rebatiña en que se encuentra esa agrupación.

El Nacional

La Voz de Todos