Opinión

Se nos fue Lope Balaguer

Se nos fue Lope Balaguer

José Manuel López Balaguer nació en Santiago en 1925, ciudad en la cual inicio su recia carrera que inmediatamente comenzó a calar en forma impresionante donde quiera que llegaba. Hizo sus primeras presentaciones por Radio HIX y luego cantó en La Voz del Yuna, en Bonao, con la Orquesta San José. Su popularidad fue creciendo cada vez más y su presencia era requerida muy a menudo en los escenarios nacionales e internacionales, por lo que apareció junto a reconocidas figuras que llegaban a actuar en el país. Se le vio junto a Eva Garza y Felipe Gil cuando realizaron una gira por todo el país acompañados de la Súper Orquesta San José, el joven López se destacaba y era un estrella entre las estrellas.

En 1945 la revista HIL lo consigno como el mejor cantante nacional, y lo califica como “el tenor de la juventud”. En ese año viajó a Cuba, donde adquirió el nombre artístico de Lope Balaguer, presentándose en radio, teatro y en clubes nocturnos de La Habana. Lope Balaguer consiguió llevar a los primeros lugares de las listas de éxitos a un sin número de piezas, entre las cuales se encontraban “Nunca te lo he dicho”, de Papa Molina; “Ni pie ni pisá”, de Luis Kalaf; “Arenas del desierto”, de Héctor Cabral y Rafael Colón.

Su proyección internacional lo llevo a los mejores escenarios de Latinoamérica. Lope Balaguer fue el cantante dominicano más exigente con todos los detalles involucrados en sus presentaciones, su presencia escénica, siempre sobria e impecable, sirvió de ejemplo a diversas generaciones de artistas dominicanos que le precedieron. Su voz de rico timbre de tenor, robusta, resonante y sólida, su vocalización fluida y su dicción ejemplar, romántico, apasionado y emotivo. Se le oía cantar “Sígueme”, del Dr. Manuel Troncoso y “Entonces me casaré por ti”, de Rafael Solano, “Un día inolvidable”, de Pedro Vilar, “De carne o hierro”, de Fernando Arias, entre otros. Su encanto, su timbre limpio y de buen tono siempre le darán realce y permanencia entre los grandes de Latinoamérica.

El cantantazo como también se le llamaba era asistido, porque lo conocimos muy bien, como un gran dominicanista defensor de su clase y en sus selectivas interpretaciones, que lo llevaron a la fama, proyectaba la condición humana y transformaba las multitudes dándole el perfume exquisito del poeta natural, convirtiendo su especialidad del bolero romántico en piezas que hoy resultan inolvidables. Recuerdo que yo no me perdía fácilmente de sus presentaciones y me sabía en guitarra la mayoría de sus canciones preferidas y más cuando uno de mis maestros en música, Bienvenido Brens, nos agitaba paternalmente diciéndonos que íbamos a tener que tratar de seguir la emblemática voz del grande Lope Balaguer, el Cantantazo, ya famoso.

El Nacional

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