Editorial

¿Se recibió el mensaje?

¿Se recibió el mensaje?

Al advertir que el futuro de Haití está bloqueado, Le Nouvelliste ha sugerido que el Gobierno de esa nación promueva la emigración de entre 50,000 a 200,000 haitianos al año como única manera de mantener el estilo de vida de la economía que dice sobrevive solo con las transferencias económicas.

No es común que en un editorial del más influyente periódico de Haití se reclame fomentar la emigración masiva de haitianos, porque “cualquier otro lugar es mejor”, más aun si se sabe que el único camino a la vista sería cruzar la frontera.

El pedido o sugerencia de ese medio de comunicación vinculado con las élites económica y política haitianas, coincide con el inicio del Plan Nacional de Regularización Migratoria, con la que el Gobierno dominicano se propone contener, o al menos reglamentar, el flujo migratorio desde Haití.

Le Nouvelliste señala que el programa de reconstrucción post terremoto ha fracasado miserablemente y duda que pueda reanudarse en mejores condiciones, por lo que pide a los haitianos que “dejen de soñar”, porque el mercado laboral no absorberá a los que procuran trabajar en el sector construcción.

Es por eso que ese periódico plantea “la necesidad de organizar, racionalizar, fomentar la salida de 50,000 o 200,000 haitianos cada año en los próximos años”. Es obvio que más del 90 por ciento de esa masa de migrantes tomaría rumbo a República Dominicana.

Haití no tendría posibilidad de abrir un puerto para que sus nacionales emigren a la Florida, como ocurrió con el éxodo desde el Mariel, en Cuba, ni tampoco existe una ley en Norteamérica que acoja con los brazos abiertos la inmigración haitiana, como ocurre con los cubanos.

Duele decirlo, pero los haitianos no parecen bienvenido a las islas del Caribe, ni en las liberales naciones de Europa, ni siquiera en Brasil, que ocupa casi la mitad del territorio de América, por lo que todos los caminos apuntan al cruce de la frontera.

Con su estrambótica sugerencia de promover la migración masiva, Le Nouvelliste interpreta cabalmente el propósito de la élite haitiana, de deshacerse de la gestión de pobreza y precariedad, por lo que prefiere que otros países asuman el problema y disfrutar de las remesas que repatrian sus compatriotas. ¿Alguien dentro del Gobierno dominicano ha captado el mensaje?

 

El Nacional

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